Juerga hasta el fin

Para hablar sobre ‘Juerga hasta el fin’ es necesario el uso de palabrotas, expresiones mal sonantes, deconstrucciones imposibles de órganos sexuales y coloquialismos que rozan la barbarie. Como no quiero herir su sensibilidad, cambiaremos todos esos términos por frutas. Bien.

Se conoce que Seth Rogen, Evan Goldberg, James Franco, Jonah Hill, Jay Barruchel, Danny McBride y Craig Robinson (todos amigos desde hace años en la vida real), estaban una noche en casa de Franco haciendo botellón. Empezaron a decir chorradas sobre melocotones, a fumar kilos de papayas y a beber cantidades ingentes de vodka, cuando el bueno de James dijo: “¿No sería genial que en vez de ir mañana a trabajar cada uno a lo nuestro, nos fuéramos juntos a hacer una peli?” Seth respondió que sí, que venga, que se apuntaba a cualquier sandía que hicieran juntos. Evan apuntó que podían hacer el largo inspirado en el corto ‘Jay and Set vs. The Apocalypse’, “pero con todos los colegas interpretándose a sí mismos”. Danny dio una larga calada a su papaya y terminó el conjuro: “Os faltan kiwis”.

Meses más tarde llega ‘Juerga hasta el fin’, gamberra y grotesca comedia protagonizada por los cómicos de moda de la televisión y el cine estadounidense. Una fórmula que ha funcionado a las mil maravillas en USA, pero que aquí no goza de tan buenos resultados por varias razones: no son nuestros cómicos y están doblados. Supongo que debe ser una sensación parecida a lo que un espectador inglés debe experimentar viendo ‘Torrente 4: Lethal Crisis’ con Michael Caine poniendo la voz de Kiko Rivera y preguntando cada dos por tres quién kiwis es Berto Romero (lo que sería un insulto a nuestra patria, por cierto).

Sí, me reí con el Apocalipsis de Seth Rogen. A veces de manera accidental y otras por la extraordinaria capacidad de retorcimiento mental de sus guionistas. Hay varias escenas que son de obligado debate. Tan solo las apunto: Jonah Hill en la cama con la sombra de un plátano, el toque de cabeza del salón, el sadismo generalizado de McBride, las películas ‘suecadas’ (de lo mejor de la peli), el coloso con el enorme plátano y el bizarro cameo musical.

La línea divisoria está muy dibujada y no hay sorpresas: ¿les entretienen ‘Ted’, ‘Supersalidos’, ‘Superfumados’, ‘Caballeros, princesas y otras bestias’, ‘Jacuzzi al pasado’? ¿Siguen a esta generación de cómicos hartos de papayas? Ya saben qué hacer (ojo, que ‘Juerga hasta el fin’ es, sin duda, la mejor de todas).

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Jacuzzi al pasado

Trata de un grupo de personas que ha fracasado en la vida. Náufragos que buscan redención por sus diversos y variados pecados: fallarle a su vocación, no amar como dijeron que lo harían, familias desestabilizadas, músicos que rompieron con su carrera en la cima del éxito, timadores consagrados, tahúres de la muerte… Después de un viaje accidentado, el destino les coloca una sorpresa en el camino: una especie de lago que desprende una luz misteriosa capaz de hacerles viajar en el tiempo hasta el lugar donde una vez todo tuvo sentido. Jacob, eternamente joven, les guiará en su periplo para que consigan alcanzar la última y más importante meta…

¡Bazinga, les he pillado! No, no se trata de ‘Perdidos’, esa historia de personajes cuyo final nos gustó tanto. Se trata de una película que, pese a que no explica de dónde proviene esa luz mística con poderes milagrosos y ultraterrenales, es honesta con su propósito: hacernos reír. ‘Jacuzzi al pasado’ está llamada a ocupar el –insuperable- hueco de ‘Resacón en las Vegas’, la comedia gamberra del verano.

La cinta es un homenaje a todas las historias que nos hicieron pensar en cómo sería cambiar nuestro pasado o apostar sobre un futuro que ya vivimos. Esas teorías que conocemos como si las hubiéramos estudiado en los libros de texto: “si ves a tu yo en el pasado podría alterarse el continuo espacio-tiempo”, “matar una mariposa podría convertir a Hitler en presidente del mundo”, “si tiene que pasar, pasará de una manera u otra”. Ya saben. El guiño más importante lo protagoniza Crispin Glover, el que fuera George McFly, el padre de Michael J. Fox en la saga ‘Regreso al Futuro’ (¿a quién no le gusta esta película?).

El cuarteto protagonista, con John Cusack (2012) como cara más reconocible –aunque el artista, para mí, es Craig Robinson, de ‘The Office’-, funcionan a la perfección como panda desgarbada y con gancho para hacerles llorar de risa durante las dos horas de metraje. Chistes que van de lo más convencional a límites políticamente incorrectos, que funcionan como un resorte.

Su farmacéutico recomienda verla por dos razones: si tienen ganas de reír por reír, sin más guión ni misterios. Y, porque al igual que en las películas que se inspira ‘Jacuzzi al pasado’, al salir podrán hablar con sus amigos de qué harían si viajaran al pasado y cuál sería su estrategia para hacerse absurdamente ricos. O felices. Friki, pero divertidísimo.