Riddick

El problema de llamar a las cosas por su nombre es que la gente reacciona mal. Se asusta y la tacha de su particular lista de intereses. O todo lo contrario. Esto es innegable: ‘Riddick’ es cine de Serie B. Bueno, corrijo: es una estupenda película de cine de Serie B. Y eso también puede ser un piropo. Existía una creencia mayoritariamente aceptada de que la nueva entrega de la saga protagonizada por Vin Diesel era una precuela. Pero mira tú por dónde, nada de eso.

La historia continúa donde lo dejamos hace nueve años. Riddick es el rey de los necróferos y su placentera vida de excesos, lujos y banalidades le ha convertido en una bestia redomada. El comandante Vaako (Karl Urban), deseoso de ocupar el trono, le ofrece un trato: Riddick abandona el puesto y él le muestra el camino a Furya, su planeta de origen. Una traición inesperada obligará a nuestro oscuro héroe a recuperar sus costumbres de supervivencia en un planeta atestado de trampas mortales.

David Twohy, director de las tres entregas, repite prácticamente el esquema de ‘Pitch Black’ (2000). Un acto de soledad, otro de caza y un tercero de guerra en las sombras. Pese a la falta de originalidad en la propuesta, la película no se sale de lo esperable: acción, humor socarrón, bestialidades macarras y bichos asesinos acomodados en la penumbra. Entretenido programa audiovisual que no goza, ni de cerca, del presupuesto de la segunda parte. De hecho, los efectos especiales, pese a resultones, no dejan de ser muy de segunda línea. Algo que le sienta muy bien a la cinta, ya que obliga al director a cambiar el derroche de cromas y explosiones descomunales, por una acción intimista. Mucho más imaginativa.

Los seguidores de la saga encontrarán más puntos a favor que en contra en ‘Riddick’, que cuenta con una primera hora sensacional, con pocos diálogos y un protagonista acompañado por una adorable criatura a caballo entre un perro, una cebra y un wargo de ‘Juego de Tronos’. Buen carrusel de secundarios, con Jordi Mollà, Katee Sackhoff y el luchador Dave Bautista. Si nunca les llamó la atención la complicada vida de Riddick, no se esfuercen, no hay nada que les pueda hacer cambiar de opinión. Esto es el mejor cine de Serie B del año.

El pasado de Riddick

‘Pitch Black’ (David Twohy, 2000) fue la candidata perfecta de un sábado por la tarde. Aparecía Vin Diesel en la carátula de la cinta y tenía puesta la etiqueta de ‘novedad’, lo que siempre llamaba nuestra atención en el videoclub. Por alguna extraña razón, en su momento, la desestimamos en la cartelera. Supongo que habría otras candidatas mejores. O que creímos mejores. Porque disfrutamos mucho con la primera aventura de Riddick, para qué nos vamos a engañar.

Creo que es el halo de ciencia-ficción de bajo presupuesto. Los espectadores fieles al género solemos valorar que las películas se esfuercen en utilizar la imaginación para solventar lo que no pueden pagar. De hecho, si tuviera que elegir entre ‘Pitch Black’ y ‘Las Crónicas de Riddick’ (2004), me quedo con la primera. Su estética, su terror bien llevado, el juego de luces y sombras… Funciona muy bien.

Twohy fue el director de ambas, pero el éxito inesperado –gracias al boca a boca– de la primera entrega propulsó a la productora, que estuvo encantada de echar toda la carne en el asador con un sinfín de efectos especiales y demás parafernalias digitales. Tampoco me desagradó, la verdad. Creo que ambas cintas son muy entretenidas, distintas a lo habitual. Pero, no obstante, ‘Las Crónicas de Riddick’ sufría de falta de carisma (nunca lo jugué, pero todos los que lo hicieron me aseguran que el videojuego sí fue un éxito considerable).

Y así llegamos a ‘Riddick’, precuela de presupuesto moderado que aparenta tener más en común con ‘Pitch Black’ que con ‘Las Crónicas…’ La sensación es que el bueno de Vin vuelve por la puerta de atrás, de tapadillo y a hurtadillas. La realidad es que, hasta la fecha, todas las proyecciones han encandilado a la crítica. No sé muy bien qué esperar de la película, si tirará más al terror o a la acción, pero hay un elemento que me gusta antes de empezar: recuperar a Katee Sackhoff, Starbuck en Galactica (conste que el resto de secundarios son resultones: Jordi Mollá, Dave Bautista y Karl Urban).