Nada más salir de la película, un individuo aseveró que, como había sido tan colosal el éxito de ‘Toy Story 3’ en crítica y taquilla, los de Pixar ya habían anunciado que iban a hacer una cuarta parte. Bueno. Hasta donde yo sé, eso es falso. De hecho, Lee Unkrich (‘Buscando a Nemo’, ‘Toy Story 2’), su director, ha asegurado una y otra vez que era el cierra para los juguetes de Andy. Creo que lo único que podría defraudarme de esta saga es que algún productor deforme y con problemas de esquizofrenia decidiera prorrogarla. Como con Shrek 4, por ejemplo.
Yo entiendo que todo esto, a fin de cuentas, es también un negocio. Y funciona porque hay muchos vampiros que no tienen problemas éticos ni morales en morder las veces que haga falta en el mismo cuello. Aunque ya esté completamente desgarrado.
En cualquier caso me parece ilusionante mirar al futuro del cine de animación. Me parece emocionantísimo ver la evolución que han sufrido estas películas, desde los cantarines enanos de Blancanieves hasta el robot con emociones. La concepción del arte ha crecido de mano de la tecnología y de la sociedad. Basta con ver el corto de presentación de ‘Toy Story 3’, ‘Día y Noche’, menos de diez minutos cargados de genialidad.
De hecho, ‘Día y Noche’ es el Tondo Doni (Miguel Ángel, busquen en sus libros de Arte o, en su defecto, en Internet) de la animación. La conjunción de lo viejo y lo nuevo, personajes dibujados con un trazo simple que contienen en su ser un mundo repleto de vida generado por ordenador.
Larga vida al Cine. Y a la animación.