Las películas de animación ‘made in USA’ no aciertan siempre. Tras una época dorada –el reinado de Pixar– donde todo era imaginación, esplendor y riesgo (‘Wall-e’, ‘Up’, ‘Buscando a Nemo’, ‘Los Increíbles’, ‘Ratatouille’, ‘Toy Story 3’, ‘Monsturos S.A.’), las ideas empiezan a flaquear y las salas se llenan de ‘quiero y no puedo’ como ‘Brave’, ‘Turbo’ o, por supuesto, ‘Frozen: El reino del Hielo’. Sin embargo, hay una cosa que no falla nunca. Siempre es un acierto, un logro de la creatividad: los cortos previos.
‘Get a Horse!’, la presentación del último trabajo de Disney (que debería haber protagonizado uno de los personajes más divertidos vistos en la animación, Olaf el muñeco de nieve), corre a cargo del mismísimo Mickey Mouse, que celebra sus 85 años así, como un chaval. La genialidad del asunto está en que durante los 6 o 7 minutos que dura el cortometraje, los artistas combinan imágenes y sonidos originales de los años 50 con las últimas técnicas de animación 3D, a todo color y en panorámico. Llegado el momento, Mickey rompe la pantalla en blanco y negro y ‘se cuela’ en una pantalla mucho más grande, preciosista y detallosa, desde la que puede vencer a su clásico enemigo Horace.
La sensación es parecida a la que producía la maravillosa entrada en ‘Dibulliwood’, en ‘¿Quién engañó a Roger Rabbit?’ (Robert Zemeckis, 1988). Y el mensaje, cifrado como una metáfora del cambio, funciona como una hermosa máquina del tiempo: adaptarse a la nueva era digital y aprovechar sus ventajas, sin olvidar el chispazo original que arranca, desde hace ya un siglo, el motor de la empatía. Curiosamente una idea muy opuesta a la película que precede, ‘Frozen’, todo un paso atrás a la época de las princesas desvalidas que deben ser rescatadas con un gesto de amor sincero… Sea como sea, ‘Get a Horse!’ merece la entrada.
‘Frozen, el Reino de Hielo‘ trata de lo que sucede alrededor de Olaf, un carismático y divertidísimo muñeco de nieve nacido de la magia, que sueña con disfrutar del verano. Un pequeño dilema filosófico que tiene más encanto, chispa, humor, cariño, trascendencia, ternura y genialidad que el resto de la película de Disney. Olaf se merece un film para él solito. Se merece que el resto de príncipes, princesas y demás tópicos deseosos del amor verdadero ocupen el papel de secundarios y él, rey entre reyes, lidere la que debería haber sido su película: ‘Frozen, el Reino de Olaf’.
Alabo el intento de Disney por recuperar el espíritu clásico de las películas de animación. No me importa que sea musical, ni que haya princesas y castillos (‘Enredados’ los tenía y es fantástica). Sin embargo, sí que tengo problemas con tres puntos clave:
Uno. Las canciones son muy malas. O sus traducciones, no lo sé. En cualquier caso, musicalmente son una basura comparadas con cualquier clásico (‘El Rey León’, ‘Aladín’, ‘La Bella y la Bestia’). Digo más: ¡es que no entiendo lo que dicen! Se esfuerzan tanto por encontrar la rima que la letra termina con un retorcimiento imposible. Con la honrosa excepción, por supuesto, de la canción de Olaf.
Dos. ¿No habíamos superado ya lo de las princesas que necesitan un gesto de verdadero amor, como un beso de su amado, para vencer al mal? Las dos protagonistas, las princesas Anna y Elsa, son la reencarnación dibujada de Selena Gómez y Miley Cyrus (probablemente de esta inspiración venga el problema número uno). Dos delicadas heroínas de cintura de avispa que cantan y bailan.
Tres. Es excesivamente ñoña. Pero ñoña, ñoña. Quiero decir: Aladín se enamoraba de Jasmine y cantaban sobre una alfombra voladora y se besaban y vivían un amor imposible, y tal. Aquí es que todo es demasiado cargante.
Dicho lo cual, si es por los zagales, no me hagan ni puñetero caso. La sala estaba llena de niños que se lo pasaron pipa. Rieron, aplaudieron y cantaron con las nuevas princesas de Mickey. Lo que no quita que a mí me parezca un paso atrás de Disney y de la animación. Todo excepto Olaf, claro. Olaf tiene mi más puro y sincero amor. Por Olaf pagaría la entrada.
Walt Disney y Netflix llevarán a los héroes de Hells Kitchen, Daredevil, Jessica Jones, Puño de Hierro y Luke Cage a la televisión. El nuevo proyecto Marvel para la televisión estará compuesto por cuatro miniseries que culminarán con una serie que los unifique: ‘The Defenders‘.
Atentos a la nota publicada por Disney:
Walt Disney y Netflix Inc. han anunciado un acuerdo sin precedentes para Marvel TV: un evento múltiple de televisión que narrará las aventuras de cuatro de los personajes más populares de Marvel a partir de 2015. Marvel desarrollará un mínimo de cuatro capítulos por héroe.
Todo arrancará con ‘Daredevil’, seguido de ‘Jessica Jones’, ‘Puño de Hierro’ y ‘Luke Cage’. Cuatro series que ocuparán la programación de Netflix durante varios años, en el neoyorkino barrio de Hells Kitchen. Y todo culminará con ‘The Defenders’, una nueva serie que reinvetará al clásico equipo de héroes de Marvel.
Producido por Marvel Television en asociación con ABC Television Studios, este innovador acuerdo es la incursión más ambiciosa de Marvel en la televisión de imagen real.
«Este acuerdo no tiene precedentes en su alcance y magnitud, y refuerza nuestro compromiso de ofrecer la marca, el contenido y los personajes de Marvel en todas las plataformas de la narración”, explica Alan Fine, Presidente de Marvel Entertainment. “Esta epopeya serializada amplía las posibilidades narrativas de la televisión a la carta y ofrece a los aficionados la flexibilidad necesaria para sumergirse cómo y cuándo quieran, en lo que seguro será una aventura emocionante y atractiva”. (Vía Comingsoon)
Somos muchos los adultos que guardamos nuestros juguetes de la infancia en cajas de zapatos. Cajas convertidas en cofres del tesoro, protectoras de la verdadera patria del hombre. Hasta ahora, lo normal era encontrar figuras de superhéroes, personajes de películas, muñecos, cromos, juegos de mesa y plastilina congelada en carbonita, entre otras infinitudes. Sin embargo, cada vez son más los que abren la caja y se topan otro puñado de cajas rectangulares, con atractivos diseños, vivos colores y libretos de instalación: videojuegos.
Lucasarts no es la única pero, hoy, es la más añorada. Sin querer, Disney ha convertido a los protectores de esas cajas legendarias en dueños de obras de arte extintas. Lucas transformó su marca de videojuegos en una fábrica de ideas que, en muchos casos, superó a la gran pantalla. Y, por encima de todo, perfiló una serie de personajes tan carismáticos, tan auténticos y originales, que se hace imposible pensar que todavía, en esta época de remakes recurrentes y gatillo fácil, no existan sus películas.
Circula por la Red una petición para George Lucas que lleva miles y miles de firmas: «por favor, George, compra Lucasarts y salva a sus personajes». De verdad que estoy convencido de que es cuestión de tiempo. Que en pocas semanas empezaremos a escuchar rumores sobre el guión de ‘El Día del Tentáculo’, las primeras imágenes de la aventura interestelar ‘The Dig’, el actor que interpretará a Ben en ‘Full Throttle’ y el hechizo musical que precede a los créditos de ‘Monkey Island’.
Películas a las que acudiré presto, como un fiel más congregado por su parroquia. Pero sólo los que arrastramos el ratón para ‘buscar’, ‘coger’, ‘lanzar’, ‘correr’, ‘hablar’ y ‘mezclar’, sabremos lo que se esconde tras la pantalla. Tras el logo de Lucasarts. El tiempo los pondrá en su lugar. En la misma estantería de clásicos del cine, la literatura o la música. Junto a la caja de zapatos. Es cuestión de tiempo.
¿Les apetece repasar algunos vídeos de Lucasarts?
El Día del tentáculo
¿Se imaginan qué hubiera sido del Universo conocido sin ‘El Día del Tentáculo’? Nada en la ciencia-ficción sería igual: la iniciativa Dharma sería un vestigio de una era inexistente, los doctores Bishop no vivirían a costa de la división Fringe, el Dr. Who viajaría en una moto, el ejército de Adama no habría sobrevivido a los 33 minutos de cuartel que los Cylon cedieron a Galactica y Kirk y Spock no se conocerían con la música de Michael Giacchino de fondo. Entre otras cosas.
The Dig
Una de las aventuras de ciencia ficción más apasionantes del videojuego, basada en una idea de Steven Spielberg. Todo comenzaba con el descubrimiento de un asteroide que se aproxima a la Tierra. Los Estados Unidos envían un grupo de expertos para modificar la trayectoria del meteorito colocando explosivos en su superficie. El principio, similar al de ‘Armageddon’, daba un tremendo giro tras descubrir que el pedrusco, en realidad, es una nave espacial que les lleva a un lejano e inhóspito planeta.
Full throttle
Ben, líder de la banda de moteros ‘The Polecats’, protagoniza este original thriller que recorre las míticas carreteras estadounidenses. Su magnífica combinación de humor, suspense y un acabado gráfico espectacular, lo convirtieron en un clásico básico. Su gran fallo, si lo jugaron, es que era demasiado corto.
Indiana Jones y las llaves de Atlantis
No hace falta presentar al Dr. Jones. Pero sí a esta enorme aventura que nunca vio la luz en la gran pantalla. Una intensa y complicada trama alrededor del mundo con una de las mejores intros de la historia del videojuego. Y no por su calidad gráfica o técnica. Si no por la innovadora -y cinematográfica- manera de empezar a jugar.
Monkey Island
Guybrush Threepwood es uno de los personajes que mejor definen a una generación. La mía. Los que cambiamos la voz rodeados de ordenadores y videojuegos ya empezamos a hablar como los que crecieron con películas de indios y vaqueros en el cine de verano: de clásicos. Quiero decir, cuando Arturo Pérez-Reverte describe con emoción la primera vez que el honroso Capitán Lex le atravesó con la mirada, imagino que debe sentir algo parecido a cuando Threepwood se acerca al venerable –y pixelado- sabio de lo alto de la montaña para anunciarle que quiere ser pirata. O cuando ganó su primer concurso de escupitajos.
Tie Fighter
Lucasarts realizó numerosísimos videojuegos de la saga Star Wars. Desde las versiones en Game Boy y SuperNintendo de la trilogía original, hasta el maravilloso ‘Rebel Army’, pasando por todo tipo de simuladores espaciales. Guardo especial recuerdo de ‘Tie Fighter’ y ‘X-Wing’, dos de los juegos que mejor nos enseñaron a aprovechar las posibilidades del teclado.
Sam & Max: Hit the Road
Sam y Max dos entrañables animales domésticos convertidos en detectives bestiales gracias a las tiras cómicas de Steve Purcell. Sam es un perro antropomorfo y Max es una “cosa conejil hiperquinética”. La violencia de sus métodos nunca fue un problema.
Grim Fandango
Uno de las últimas aventuras gráficas de la edad dorada de Lucasarts. En 1998 vio la luz ‘Grim Fandango’, el periplo tenebroso de Manny Calavera en el Día de los Muertos. Y he aquí mi confesión: nunca lo jugué.
¿Cuál fue su favorito? ¿Comparten sus vídeos de Lucasarts?
Mickey Mouse, la imagen por excelencia de Disney, vuelve tal y como llegó la primera vez: un corto animado. La compañía publicará en la Red 19 cortometrajes protagonizados por el carismático ratón, acompañado por Minnie, Donald, Goofy y el resto de la clásica tropa del 2D.
Este primer corto se titula ‘Croissant de Triomphe’, dirigido por Paul Rudish, varias veces nominado en los Emmy por ‘El laboratorio de Dexter’ y ‘Las Supernenas’.