Me confieso: tengo reparos con el cine español. No quiero decir que sea uno de esos que reniegue. Ni mucho menos. Pero sí es cierto que las películas de la tierra vienen cargadas de muchos más prejuicios que una yanki. Vaya, que voy a ver ‘Todo sobre mi desmadre’ sin plantearme la posible lacra total de calidad, mientras que, digamos, ‘Fuera de Carta’ me cuesta más trabajo. Por eso, y a falta de verla, que me parezca un bodrio y cambie de idea, ‘Lope’ es, para mí, una buena noticia.
¿Por qué? Porque parece que el cine español empieza a moverse en unos círculos más comerciales. Sí, digámoslo sin miedo: co-mer-cial. En este país se suele utilizar como término despectivo cuando, en realidad, no lo es. A ver: si una película funciona en taquilla y gusta a la gente, es comercial. Correcto. Pero eso no implica basura, seguro que se le ocurren cientos de ejemplos. ¿Alguien dijo ‘Celda 211’?
‘Lope’ me parece un intento dignísimo de utilizar uno de los personajes clásicos de nuestra Historia y Literatura para convertilo en un héroe de cine. Hace unos años, esta película sería un drama romántico repleto de desnudos -creo que eso no lo hemos perdido- y sin una chispa de ritmo o atractivo para el gran público. Ahora, con los complejos en la papelera de reciclaje, nos atrevemos -ya veremos con qué tino- con algo más de rock.
En realidad, veo una inspiración bastante suculenta en el éxito de la serie de televisión ‘Águila Roja’. Otro de esos ejemplos de que no todo tiene por qué ser ‘Cuéntame’ -ojo, estupenda serie- o ‘Médico de Familia’ -nada que añadir-. Les animo a que vayamos al cine a verla y luego la comentemos. Mi única esperanza es que no sea tan fraude como la aburridísima versión de ‘El Capitán Alatriste’.