Me pregunto si no es todo al revés. Lo del día de la marmota, quiero decir. Hoy abrirán los ojos, mirarán al despertador y Sonny & Cher se colarán entres sus pestañas y todo lo demás: “Babe –uh ahah, uh ahah– I Got You Babe”. Pondrán los pies torpes sobre los calcetines de ayer, aún esparcidos por el suelo; el agua caliente se hace de rogar; la casa huele a café; las llaves, que te dejas las llaves; la chica de las menos cuarto gira la esquina, al lado de la tienda de ropa; buenos días, buenos días; ¿tienes listo lo que te pedí ayer?; ¡hasta mañana!; ¿Qué cenamos? ¿Te apetece ver una película?; Buenas noches; “I Got You Babe! I Got You Babe!”
Y vuelta a empezar. Uh ahah, uh ahah.
Si hoy volviera a ser ayer y mañana, si se confirmara la evolución y un día mirara al espejo y mi cara fuera la de Bill Murray en ‘Atrapado en el tiempo‘ (Harold Ramis, 1993), me lo tomaría como una bendición. ¿Ustedes no? Sería la manera más fácil de tomar otro camino, arriesgar en las decisiones cotidianas, convertir la rutina en pura épica social. Tal vez saldría a comer al aire libre, con un libro y algo de luz del sol. O aprovecharía la cobertura para mandar a freír espárragos a maleducados y gerifaltes altivos. O me iría a jugar un partido de baloncesto. O llamaría a mis amigos para tomar una cerveza como Dios manda, como las de antes, cuando nos preocupaba lo que sucedía en el universo y no lo que podría o no podría pasar.
Lo curioso es que cada día, cada jodida mañana, optamos por interpretar el mismo papel, el mismo guión, los mismos saludos… Caramba, ¿y si empezamos a vivir en el día de la marmota? ¿Y si a partir de hoy actuamos como si no importara tanto? ¿Y si cada día realizamos un acto de pura épica social, un giro inesperado, algo que nos haga reír como niños en el recreo?
El tiempo, precisamente el tiempo, se ocupa de colocar las piezas en su lugar oportuno. Y por más que pasen los años, por más que los traductores se empeñaran en ponerle un título más ‘español’, seguiremos refiriéndonos a ella como ‘El día de la marmota‘, una película imbricada en los recuerdos de todos. Incluso de los que aún no la han visto.
Feliz e inesperado 2 de febrero, feliz día de la marmota una y otra vez. Uh ahah, uh ahah.