Gilliam, no son molinos

Buscar molinos. Al final todo se reduce a eso: ser lo suficientemente valiente como para admitir tu locura, atar la espada al cinto y salir a derrotar molinos. No importa el tamaño. Molinos grandes, molinos pequeños, molinos invisibles. Es lo de menos. Trasciende el momento en el que se dibuja una sonrisa traviesa en tu cara, entornas la mirada y mandas a la mierda a lo que se supone que hay que hacer, a lo que se espera de ti, a los errores que el mundo lleva cometiendo desde que el mundo es mundo. Descubres que quieres derribar un molino y eso es lo que vas a hacer. Si tan solo fuéramos capaces de leer con atención, Cervantes lleva años insistiendo: volveos locos, atacad molinos y, entonces, quizás se conviertan en gigantes.

Terry Gilliam empezó hace varias décadas una lucha personal para rodar una película sobre El Quijote. Su Quijote se convirtió en un enorme muro de piedra, acaso un molino, sobre el que el director de ‘12 monos’ se ha chocado una y otra vez. De hecho, cada cierto tiempo aparecía una entrevista en la que Gilliam aseguraba que estaba trabajando otra vez en el proyecto para, después, volver a toparse con la crudeza del molino.

Pero eso se acabó.

Gilliam ha encontrado una manera de enfrentar el reto. Una óptica distinta con la que ha conseguido reunir el dinero y la producción necesaria para arrancar su anhelado film. Tal y como publica en una entrevista en la revista ‘Indiwire’, ‘El hombre que mató a Don Quijote’ estará encuadrada en la actualidad y mezclará partes de aquel guión maldito que firmara en 1998 con retazos biográficos reales. Es decir, el Monty Python rodará una película sobre lo difícil que es rodar una película del Quijote.

«La trama está ambientada en el presente, es una obra contemporánea. Trata sobre el daño que el cine y las películas pueden hacer a las personas. El protagonista rodó una película de Don Quijote en los primeros años de su carrera y veremos que los efectos que tuvo dicho proyecto no fueron especialmente agradables: hay gente que se dio a la bebida, otros se volvieron locos e incluso los hubo que se dedicaron a la prostitución», explica Gilliam.

A saber con qué locura nos sorprende (en España aún no se ha estrenado su último trabajo, ‘The Zero Theorem’, pero dicen que es una paranoia memorable).

Una cosa está clara: sólo el que sepa cuál es su molino podrá derrotar a su gigante.