Black Bread… What If?

Ya les he hablado de mi afición a los temas de conversación tipo ‘What If…?’ Mis favoritos son: ¿Qué pasaría si viajaras en el tiempo, al pasado, cambiaría tu vida por completo? ¿Qué pasaría si te cayera un meteorito encima, ganarías un Premio Darwin o desarrollarías superpoderes? ¿Qué pasaría si la vida fuera como un videojuego -‘Futurama’, qué Biblia-? Y así podríamos estar hasta mañana. Pues resulta que uno de los mejores blogs de cine (cuyo nombre no da lugar a equívocos, www.blogdecine.com), además de escribir críticas preciosas, ha lanzado una pregunta que me ha conquistado: “Si pudieras eliminar de tu memoria una película para verla como si fuera la primera vez, ¿cuál sería?”

Al principio tendí a malinterpretar la cuestión. Y me imaginé el mundo sin haber visto la cochambrosa y desagradable película que la Academia Española (me niego a utilizar la primera persona del plural con esta cinta) ha elegido para que opte al Oscar: ‘Black Bread’ (título en inglés de la película ‘Pan Negro’ que nosotros, muy catetos todos, insistimos en llamar ‘Pa Negre’). Fue una sensación gloriosa lo de eliminar de mi memoria otra españolada más que cuenta las peripecias de un niño que descubre su homosexualidad, un señor que arranca penes y una niña que acepta que su profesor abuse sexualmente de ella. Pero no, eso no es lo que planteaban los buenos de blogdecine.

Entonces, retomé la idea original. “¿Qué tal ‘Héroes’?”, pensé. Una de esas pequeñas grandes historias que rescatan un mundo de sensaciones, de aventuras, y que unifica las infancias de todo tipo de públicos. “¿Y ‘También la lluvia’?” Así recrearía el enorme trabajo técnico y artístico de una de las cintas que más me han reconciliado con el ser humano de los últimos años. “¿Tal vez ‘No habrá paz para los malvados’? ¿Las risas de ‘Primos’ o ‘No controles’?”

Al final, como suele pasar con estos temas, no llegué a una conclusión clara. Con respecto a la película que eliminaría, porque con el tema de los Oscar españoles lo tengo clarísimo. Hay que ver el punto positivo del asunto: Almodóvar se queda en casa.

Pan Negro

Lo podría decir alto: ‘Pan Negro’ no es la mejor película española del año. Pero me apetece decirlo claro: ‘Pan Negro’ es un aburrimiento, un desastre y una completa desilusión. Lo peor que le pudo pasar a la película de Agustín Villaronga es que le dieran tantos premios en los Goya. El éxito, que ensombreció a otras historias de primerísima línea (‘Buried’, pero sobre todo ‘También la lluvia’), creó unas expectativas que, en absoluto, se acercan a la realidad. De hecho, los galardones del cine español deberían pensar en su labor de promoción y en cómo ahora los espectadores nos sentimos estafados al salir de una proyección que se las prometía como ‘El laberinto del Fauno’ en catalán y que, en realidad, es más de lo mismo. Que no les extrañe si alguien se hace la siguiente reflexión: “Si esta es la mejor para la Academia, ¿cómo de malas serán las otras?”

De ‘Pan Negro’ han podido leer cosas así: “Fábula situada en la posguerra española, en la que dos niños se enfrentan al mundo de los adultos para resolver el misterio de ‘Pitorliua’, una criatura fantástica que habita en el bosque”. Algo que difiere mucho de lo que yo vi: Drama situado en la posguerra española -donde unos son muy malos y otros, muy buenos-, en el que dos niños con traumas educacionales y dudas sobre su sexualidad sufren las mentiras de los adultos que les rodean: profesores pederastas, familiares machistas, traidores políticos, crápulas esclavistas y curas desalmados. Los infantes se enfrentarán al mito del ‘Pitorliua’, un homosexual que murió en extrañas -y nada avenidas con la educación para la ciudadanía- circunstancias.

La impotencia al llegar los títulos de crédito es desalentadora. Ahora que el cine español importaba, que la calle hablaba de él con orgullo, nos calzan, de buenas a primeras, una ‘españolada’ como las de siempre. Incluso, uno empieza a dar crédito a las voces que afirmaron que su éxito en los Goya era el resultado de las desavenencias entre Álex de la Iglesia e Iciar Bollaín, la presencia de numerosos catalanes entre los académicos y la nada desdeñable retahíla de patrocinadores públicos de ‘Pan Negro’. Una idea despreciable. Y espero que fundada en la envidia.

Esta insufrible monserga política (eso sí, el arranque es soberbio), además, se alzó con diversos premios a la interpretación. Pase el de Nora Navas, pero ni los niños son una revelación ni Laía Marull es la mejor secundaria, con una presencia en pantalla que sumará, en total, cinco minutos.

No, ‘Pan Negro’ no. Si no la vimos antes, por algo sería.

Luna caliente, ríase la gente

Estereotipos y prejuicios. Dos cualidades tan humanas como persistentes en el cine español. Nunca fui amigo de valorar una cinta antes de verla o de pronunciar la maldición que mata a las producciones nacionales antes de llegar a taquilla. Ya saben: “Menuda españolada”. Pero es que, a veces, es irremediable.

El otro día nos pusieron el trailer de ‘Luna Caliente’, la última película de Vicente Aranda. En poco más de un minuto pudimos apreciar, sin ápice de duda, una violación, una jovenzuela presumiendo de pechos ante un tipo que fuma en una sala oscura, un retozamiento en toda regla durante un funeral y un diálogo de franquistas contra comunistas. Claro, nada más terminar el vídeo, la sala de cine explotó a comentarios del tipo: “¿Para ser director de cine español hay que haber sufrido un trauma infantil?”, “tetas, mayores con menores y guerra; un clásico”, “¿cuándo descubrirán los directores que en realidad querían hacer cine porno?” Y, por supuesto, el remate: “Menuda españolada”.

No he visto la película y no me gusta pecar de ignorante, pero ya me confesaré después. Es que manda narices. Qué quieren que les diga, no sólo entiendo sino que comprendo los comentarios de la sala. No tengo nada en contra de Vicente Aranda y, seguramente, saldré extasiado por la calidad cinematográfica de su trabajo. Pero, a priori, no me apetece nada de nada ver ‘Luna Caliente’. Es que es verdad, es lo de siempre: tetas, tabúes, trastornos, izquierda y derecha.

Ayer tuvimos un videochat con Vicente Aranda en ideal.es. Dos preguntas de los lectores rondan mi reflexión, primera: ¿Eligió a Thais Blume (la protagonista) por su papel de actriz porno en ‘Sin tetas no hay paraíso’? Respuesta: “No exactamente, pero sí es cierto que se les hizo pruebas a todas las chicas que trabajan en esa serie. Y la mejor resultó ser Thais”. Y, segunda: Muchos le critican por ser el estereotipo de cine español: tetas, erotismo, política y desviaciones sexuales… ¿Qué responde a estos comentarios? “El cine extranjero recorre estos mismos caminos. Algunas películas comienzan con escenas más explícitas de lo que hace la mía. En EEUU, el estereotipo es el de chico encuentra chica y el sexo está presente”.

¿Resulta, entonces, que ‘Luna Caliente’ es una película de corte estadounidense? Vean el trailer y juzguen. Ansío el día en que el término ‘españolada’ signifique otra cosa, algo más cercano a ‘Celda 211’ y tantas otras grandes historias que cuentan nuestras cámaras. Espero tragarme todas estos prejuicios cuando vea la película pero, mientras tanto, permítanme: menuda españolada.

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