Four Lions

Lo que más me impactó, nada más llegar al barrio donde iba a vivir, en Londres, fue inesperado: una señora paseando a sus hijos. Ella tapaba toda su cabeza, excepto los ojos, con un niqab, uno de esos pañuelos afganos. Claro, para alguien que ha crecido con el señor Bean y los Monthy Python en la tele, esperaba tipos con bombín, pajaritas estrechas y tés a las cinco. No una célula islamista en la puerta de al lado. Al pasar los días, descubrí que con la frase anterior estaba haciendo gala de una ignorancia supina y que no tenía derecho a acusar de terroristas a cualquier persona cuyas costumbres no entienda.

‘Four Lions’ es una comedia británica que me hizo reír. Mucho. Y eso es algo que me perturba. La película de Christopher Morris trata sobre cuatro aspirantes a soldados muyahidines que tienen un sueño en la vida: convertirse en mártires de la causa con un atentado que se lleve a muchos ingleses por delante. Sin embargo, más que cuatro mentes criminales, son una panda de ineptos, torpes y estúpidos que convierten el ‘taboo’ del terrorismo en una hilarante desfachatez, de humor negro -negrísimo- y brillantes ironías trazadas al milímetro.

El problema viene cuando eres consciente de lo que te ha hecho reír. Explota una bomba y ríes. Hay un atentado accidental y ríes. Una familia discute con su hijo sobre las ventajas de reventar tu cuerpo en un centro comercial y ríes. Un afgano rapea una canción donde se enumeran las bondades de ser terrorista y ríes. Matan a un wookie y ríes… Llega un momento, probablemente con los créditos, en los que el mejunje de experiencias se torna en gris. En bilis. Y te preguntas, ¿se puede hacer humor de todo? ¿Qué pensarán las víctimas de un atentado al ver esto?

‘Four Lions’ conseguirá que reflexione sobre más cosas de las que pueda imaginar. Y lo hace con un arma que se dispara en cualquier bando: el humor. ¿Lícito? Ese es un debate más profundo que estaría encantado de abrir. ¿Para mí? Lícito.

Por cierto, unos años más tarde de volver de Londres, puse las noticias en la tele y salía mi barrio con unas letras impresas en pantalla: “Cae una célula de Al-Qaeda en Londres”. Cosas de la vida, que es muy perra. Y muy chistosa.