Rango

Rango podría ser la versión animada de una suerte de Jack Sparrow convertido en lagarto. También, una especie de ‘Aldea del Arce’ en tonos góticos y bizarros. Incluso, una oda al western y una crítica social a la modernidad. Pero, por encima de todo eso -que ahí queda- es un divertimento fabuloso. Y, no crean, para mí fue toda una sorpresa. La verdad es que no esperaba virtuosismo ninguno ni en la animación ni en la historia. Error en ambos casos, ya que la película de Gore Verbinski es francamente aceptable.

Johnny Depp pone voz a Rango, un acomodado lagarto de ciudad con vocación de actor que, tras un pequeño incidente, se pierde en mitad del desierto de Mojave. Angustiado por su arenoso e incierto futuro, terminará en el pueblo de ‘Polvo’, donde, para sobrevivir, se meterá en la piel de un vaquero de leyenda; un habilidoso justiciero que no dudaría en matarte con su revólver… Si supiera usarlo.

Una cosa es innegable: Verbinski estaba inspirado por sus Piratas del Caribe cuando empezó a rodar esta película. ‘Rango’ es una sucesión de escenas de acción y aventura, con un toque de comedia muy Sparrow. El buen hacer de Depp, sin duda, enriquece a un personaje carismático que se pasea por una fauna de coyotes, búhos, conejos, tortugas y armadillos -entre otros- con un excelente diseño.

La doble lectura del guión, que cabalga desde el filosófico “quién soy yo” hasta el crítico “nos estamos cargando el planeta”, llega velada tras un ritmo frenético que no les aburrirá en ningún instante. Su reto personal, al terminar la proyección, será quitarse de la cabeza la cancioncilla que la banda de búhos dedican a ‘Rango’ -yo no lo he conseguido-. Ya sabíamos que el cine de animación estaba de enhorabuena, lo que no sospechábamos es que hay vida más allá de Pixar y Dreamworks.

Y, por cierto, en glorioso 2D.