¿Por quién llora Batman?

Tu valía como héroe no es más que su valía como villano. Existe una íntima relación entre buenos y malos. A veces, la delgada bisectriz que separa ambos lados no es más que una viñeta compartida por un diálogo, de manera que no es fácil saber quién es quién. De hecho, puede que ambos, según la página que les toque, ocupen un rol u otro. Piensen en su oficina. O en su propia familia. O en sus compañeros de clase. O en el tipo que pedalea con usted en el gimnasio. La rivalidad nos define, nos completa. No es odio, ni mucho menos amor. Es otra cosa que fluye entre los personajes, entre nosotros, enriqueciendo la experiencia.

Puede que les parezca una perorata demasiada lírica para el momento del que les quiero hablar, pero a mí me resultó terriblemente fantástico. Durante los premios MTV Movie Awards, pusieron un pequeño vídeo en homenaje al Joker de Heath Ledger, en ‘El Caballero Oscuro’. Entre los asistentes al evento estaba Christian Bale, el rostro de Batman. Un rostro desenmascarado que, sin tapujos, rompió a llorar al ver y recordar la triste despedida de su amigo.

Y yo no pude evitar ver a Batman llorando por el Joker. Y, por favor, no lo tomen como una niñería o un comentario frívolo. Ambos encarnan a dos personajes con una poderosa mitología a sus espaldas. La oscuridad intrínseca de Batman siempre ha ido acompañada de una duda razonable: ¿Es un héroe o es un loco que se toma la justicia por su mano?, ¿el fin justifica los medios? Estas preguntas, perfectamente plasmadas en la saga de Christopher Nolan, dibujan una imagen que se resume en ese diálogo entre el raciocinio del murciélago y la locura del guasón: “Tú y yo somos iguales”, dice el Joker; “no, no es cierto”, responde Batman; “sí, Batman, tú me completas”.

Batman no fue capaz de matar a su archienemigo. Le encerraba una y otra vez en Arkam, esperando, sin querer admitirlo, que volviera a la calle. Porque su presencia, en realidad, le hacía más que un héroe. Le hace leyenda.

Joker

Pudo ser la escandalosa risa del tipo que contaba chistes en la barra del bar. O su indiscriminado afán por gastar bromas elaboradas, de consecuencias impensables. Tal vez, simplemente, se lo encontró de golpe en la baraja de cartas, mientras hacía trampas jugando al póquer. Lo maravilloso de crear es que nunca sabremos a ciencia cierta de dónde llega la inspiración. A no ser, claro, que se lo preguntemos directamente a su autor. No sé si alguien lo hizo alguna vez con Jerry Robinson. Si no, será demasiado tarde.

El viernes falleció el que muchos -casi todos- consideran el padre de ‘Joker’, el archienemigo de Batman e irracional contrapunto a la sobriedad, oscuridad y raciocinio del héroe de Gotham. Curiosamente, el único que nunca le concedió ese título fue Bob Kane, el padre del Caballero Oscuro. Una idea tan curiosa como sugerente: ¿No imaginan a estos dos artistas cruzando sus miradas y urdiendo planes maquiavélicos para vencerse el uno al otro? ¿No ven el romanticismo entre ambos, inspiradores en vida y hechos de sus personajes? A mí me parece fascinante. Veo una historia genial.

El Joker, el enorme legado de Robinson, es uno de los grandes vencedores en el mundo del cine y la televisión. Probablemente sea el único personaje de cómic que no ha salido mal parado nunca en la pantalla. Desde la interpretación más ‘humana’ de César Romero en la serie de los años 60, hasta el oscurantismo absoluto de Heath Ledger en la saga de Christopher Nolan, pasando por la brillantez de Jack Nicholson con Tim Burton y la genialidad interpretativa de Mark Hamill (sí, Luke Skywalker) poniéndole voz en la maravillosa serie animada de los 90.

Hay cientos de razones para afirmar que el Joker es el villano mejor escrito de la historia del cómic: es despiadado, retorcido y no tiene un tonto objetivo de dominación; sólo quiere divertirse. Es la imagen caótica e irreverente del mal por el mal. De saberse parte importante de una historia y descubrir que, sin él, no existiría la mitología de Batman.

¿Has bailado con el demonio bajo la luz de la luna? ¿Por qué estás tan serio? ¿Es eso que veo una risa, Batman? Ríe en paz, Jerry.