Elegidos para ganar Pues nada. Que resulta que el miércoles me fui en autobús a Madrid, que tenía que recoger a unos amigos que venían a un partido de fútbol. No sé si lo han escuchado. Unos chavales que empiezan ahora y que parece que no lo hacen mal. Y, por lo visto, el verano pasado ganaron un trofeico… Nada, que no me aguanto, tengo que presumir: fui a por la Selección Española de Fútbol -si no creyera que utilizar ‘emoticonos’ en la columna es de cateto pondría uno como éste 🙂 ahora-.
El caso, y volviendo al bus, es que nos pusieron, como es habitual, un par de pelis. ‘Deja Vu’ (Tony Scott), una chalaura tecnología en la que Denzel Washington tiene complejo de McFly, e ‘Hidalgo’ (Joe Johnston). Me gusta ‘Hidalgo’. Creo que es una cinta poco ambiciosa, que no despunta en nada, pero que goza de un entretenimiento fantástico. Retrepado sobre el asiento, uno de los diálogos me resultó especialmente apropiado. El escudero, una suerte de Sancho Panza a lo árabe, le dice a Viggo Mortensen: “En la vida están los elegidos para ganar y los elegidos para perder. No hay más”.
No es que esté completamente de acuerdo con la prescripción, pero me fue imposible -dentro del manojo de nervios que estaba hecho, figúrense, iba a ver a los Campeones del Mundo- no relacionarlo con los chicos de Vicente del Bosque. No sé si fue alquimia o brujería, pero la verdad es que ‘La Roja’ pasó de representar a la clásica frustración española, a ser imagen de éxito. De revolución. De liderazgo.
Sí, vale, luego está lo del paro, lo de las pensiones, lo de los políticos de pacotilla, las pamplinas económicas y otras bobadas que interrumpen la siesta. Pero, oye, ahí estuvimos. Al final de ‘Hidalgo’, Mortensen sonríe orgulloso después de haber ganado la carrera por el desierto. Vale, no he pasado sed, pero viajar entre campeones me ha hecho sentir que pertenezco al lado menos habitual. A los elegidos para ganar. Ya me bajarán otros de la nube.