Eternamente comprometidos

Debemos dar gracias, en esta ocasión, por la acertadísima traducción del título original de la película ‘The Five-Year Engagement’. Donde debería leerse ‘Cinco años de compromiso’, las distribuidoras españolas han decidido poner ‘Eternamente comprometidos’, fantástica interpretación de las dos horas de agotador metraje de una comedia que no funciona en ninguna de sus vertientes: ni hace reír, ni hace llorar, ni invita al arrumaco. Es un desastre supino.

Jason Segel (‘Cómo conocí a vuestra madre’) escribe y protagoniza la historia de Tom Solomon, un cheff de alta cocina que pide matrimonio a Violet Barnes (Emily Blunt, ‘Destino Oculto’), investigadora en la Universidad. A pocos meses de la boda, ofrecen un trabajo mejor a Violet en Michigan, y la pareja decide abandonar San Francisco y empezar una nueva vida allí. Y, de paso, retrasar la ceremonia un año. Con que hayan leído el título, ya saben hasta donde llega la espera.

Creo que lo que más me molesto de la película de Nicholas Stoller (‘Todo sobre mi desmadre’, ‘Dí que sí’) es su innecesaria duración: ciento veinte minutos. Puedes hacer una comedia mala con mensaje social e intenciones trascendentales sin ocupar dos horas de la vida de nadie. Estoy seguro. Además, no son dos horas de “jiji, jaja”, son dos horas de mirar el reloj, de saber que aún quedan varios años de espera o, peor, de que los chistes ‘estrella’ ya te los sepas porque has visto el trailer.

No. No recomendaría a nadie ver ‘Eternamente comprometidos’. No es lo suficientemente ágil como para justificar la entrada de los que solo buscan entretenerse, no es tan romántica como para querer coger la mano de tu pareja y suspirar en las butacas y, por supuesto, no es tan mínimamente graciosa como para conseguir, aunque sea, una carcajada.

Lo de Jason Segel para escoger proyectos es un desastre. Mira que el tipo me cae bien y se ve que tiene gancho en Hollywood. Pero o empieza a sesgar guiones estúpidos o va camino de caer en el olvido de Jim Carrey.

Ted Mosby, arquitecto

Teóricos de la televisión, acéptenlo: ‘Cómo conocí a vuestra madre’ es el nuevo ‘Friends’. Pese a que ya se vaya rumiando un cierto malestar por los guiones estirados, forzados y frustrantes, la pandilla de Ted Mosby es legen -un segundo, dejen que me sienta un poco protagonista de la frase; venga, allá va:-daria. Todos tenemos una pareja cerca que nos recuerda a Marshall y Lilly, una amiga divertida e inesperada a lo Robin Scherbatsky -con un pasado turbio, enredado, musical y canadiense- y un tipo como… Bueno, todos quieren ser como él, pero Barney Stinson es inimitable.

Nos gusta ver ‘Cómo conocí a vuestra madre’ porque la mayoría del tiempo, incluso cuando las situaciones se tornan insólitas, nos sentimos identificados. Son veinte minutos con la sonrisilla floja, con cientos de recuerdos que pasan por la cabeza y perlas literarias que nunca se olvidan. Por ejemplo: “nada bueno ocurre después de las dos de la mañana”.

Si hacen un repaso al casting, descubrirán que todos sus protagonistas están sacando fruto a su fama con otros trabajos o, como en el caso de Alyson Hannigan (Lilly), ya la conocíamos de otras producciones como ‘Buffy la cazavampiros’ o ‘American Pie’. Cobie Smulders (Robin) será Maria Hill en ‘Los Vengadores’, la esperadísima unificación de los héroes Marvel. Jason Segel (Marshall) está ganando peso en el cine de comedia con ‘Los viajes de Gulliver’ o ‘Te quiero, tío’. El todopoderoso Neil Patrick Harris hizo la sensacional webserie ‘Doctor Horrible’, ha doblado a cientos de personajes (Spiderman, Batman), estuvo en Glee y protagoniza ‘Los Pitufos, la película’.

Sin embargo, Josh Radnor se nos quedaba un poco en el aire. De hecho, es difícil no mirarle a la cara y no decir “tú eres Ted Mosby, arquitecto”. Hasta que hace poco presentó en el festival de Sundance ‘HappyThankYouMorePlease’, una comedia que dirige, escribe y protagoniza. Y que, por cierto, se fue con una sentida ovación de público y crítica. No sé ustedes, pero yo me muero de ganas de verla. Se lo debo.

(Una curiosidad: ¿Sabían que la voz que narra los capítulos de ‘Cómo conocí a vuestra madre’ es de Bob Saget, el que fuera el padre de las gemelas Olsen en ‘Padres Forzosos’?)

Los viajes de Gulliver

Los viajes de Gulliver es una película de libro. Del libro para sacar pasta sin mucho esfuerzo, a saber: una historia trillada hasta el extremo, revisada y ‘remakeada’ para los nuevos tiempos del tridimensionalismo. Efectos especiales curiosotes y numerosos guiños a otras cintas de éxito (Avatar, Lobezno, Titanic, Star Wars). Personajes tipo: el fiel y acomplejado escudero que apoyará al héroe cuando nadie lo hace, la chica de la que está enamorado el protagonista a la que no se atreve a decirle nada por sentirse un mindundi, el honorable defensor del reino que termina siendo el primer traidor… Y, claro, un protagonista que vende marca y cae en gracia al público: Jack Black. ¿Resultado? Éxito de libro.

La verdad es que no tengo nada en contra de este tipo de películas que, por lo menos, son honradas consigo mismas. Quiero decir, nadie entra en la sala esperando una buena comedia o una digna película infantil. Es una de estas cintas a las que le concedemos el poder de eliminar toda nuestra capacidad de raciocinio en pos de echar 90 minutos sin pensar en otra cosa mejor. Y, con los tiempos que corren, distraerse es un vicio que sienta muy bien.

El rollo lo conocen: Gulliver es un don nadie que reparte el correo en un periódico; un día, para impresionar a ‘la’ chica (Amanda Peet), asegura que es un gran aventurero y escritor de viajes. Como consecuencia, le mandan a un viaje por el Triángulo de las Bermudas que terminará en la accidentada isla de Liliput, un reino repleto de seres diminutos donde él conseguirá alzarse como un héroe indestructible.

La buena noticia para los seguidores de ‘Cómo conocí a vuestra madre’ -que somos muchos- es que uno de los actores principales de ‘Los viajes de Gulliver’ es Jason Segel (Marshall), lo que confirma su ascensión a los cielos de Hollywood y, quien sabe, tal vez algún día, no muy lejano, le veamos en una auténtica y memorable comedia yanki. Mientras tanto, el año que viene protagonizará la nueva película de los Teleñecos.