Envidia recia

Recuerdo que en el colegio todos nos llevábamos muy bien con Juanfri. Era el típico chaval majo que nos hacía reír con su buen humor y su talento natural para hacer divertido cualquier juego. Entonces, una mañana, después de las vacaciones de Navidad, apareció con el juguete que todo niño soñaba y que muy pocos podían aspirar a tocar: el avión ‘Cobra Night Raven’ de los G.I.Joe; una maravilla de la tecnología, con compartimentos secretos, armas poderosas y piloto incorporado. Entonces descubrimos que, en realidad, tenía muchísimos defectos. Que no era tan guay…

Ayer por la mañana escuché a un fulano decir que Javier Recio tenía que “haber hecho la pelota muy bien” en Hollywood para que le hayan “enchufado” en la Academía del Cine. Entonces me acordé del ‘Cobra Night Raven’ y del efecto que tuvo en nuestra relación con Juanfri. Cuando tenía juguetes como los nuestros -o peores- era una persona fantástica; y, en el momento que subió de categoría, le miramos de reojo.

Lo de Recio es fruto de un ‘juguete’ único, original e intransferible: el talento. El que fuera animador de la granadina Kandor Graphics, ganador del Goya y nominado al Oscar por ‘La Dama y la Muerte’, sigue siendo -me juego el cuello- la misma persona. Llámenlo suerte, constancia o, simplemente, trabajo. Y díganlo con orgullo cuando le vean por la tele: “ese académico viene de mi tierra”.

Por otro lado, entiendo lo de la envidia. El trabajo de Recio en Dreamworks es alucinante, un sueño para aspirantes a cuentacuentos. Yo, por mucho que intento buscarle nuevos defectos, no lo consigo. Recio tiene el ‘Cobra Night Raven’, es indiscutible. Pero, tal vez, dentro de unos años, nos deje jugar con él, a través de una película en la que nos llenará de orgullo leer su nombre en los títulos de crédito.

El tren de las 3:30

¿Saben esa sensación de ver cómo un tren pasa y se aleja en el horizonte dejando el amargo sabor de la derrota, la sensación de haber perdido ‘la’ oportunidad? Los amigos Kandor no la conocen. Sí, sí, ya sé. No vamos a ponernos en plan “bah, nos da igual el Oscar, total, y si somos los mejores bueno y qué”. Pero es la verdad. La estatuilla dorada no se vino con ‘La dama y la muerte’, sin duda una desilusión que sólo puede provocar un sentimiento cuando uno se sabe ganador: “Tranquilos, será la próxima”.

“La próxima”, decía Manuel Sicilia, productor de Kandor. Y lo hacía sin un ápice de prepotencia, con humildad. Si esta nominación hubiera sido consecuencia del azar o de un sobre lacrado que Antonio Banderas depositó en los bolsillos de la Academia del Cine Americano, ahora estaríamos asustados. Pero hoy, al contrario, 80 personas –y subiendo- están trabajando a destajo en nuevos proyectos que les llevarán, una vez más, a lo más alto de este maravilloso mundo del contar cuentos.

Tuve la oportunidad de ver con los amigos de Kandor el momento en el que ‘Logorama’ chafaba la esperanza. Eran las 3:30 horas. No les negaré que los vítores de la victoria hubieran sido bonitos, pero los abrazos, las lágrimas contenidas y las sonrisas de media comisura me pusieron los pelos como escarpias. Porque, aunque ellos aún no lo sepan, son los auténticos protagonistas de la película. Los portadores de una tremenda ilusión.

El tren de las 3:30 es caprichoso y muy codiciado. Todo el mundo quiere estar debajo de la marquesina, esperando que el revisor le señale con el dedo y le invite a subir. Se pueden imaginar los codazos, los empujones y la mala baba que se mueve en esta parada de tren. Por eso ayuda mucho tener una espada para cortar suspicacias, ser un valiente guerrero para evitar el miedo y llamarse Goleor para presumir de casta.

Larga vida a Kandor.

Los Rebeldes de Recio

Venga, que son pocos y cobardes. Durante las últimas semanas hemos escuchado demasiadas veces la palabra ‘imposible’. Hemos decidido encumbrar el éxito a una candidatura, nos conformamos complacientes. Y eso no es justo. La columna rebelde liderada por Javier Recio tiene un plan. Ellos son el pequeño X-Wing que, sólo con el poder de ‘La fuerza’ –de creer como si la vida nos fuera en ello- se han colado en un colosal imperio, una Estrella de la Muerte con un punto débil que ellos mismos desconocen.

Los rebeldes de Recio llevan más de una semana en tierras del Imperio galáctico, Los Ángeles, estudiando sus puntos débiles. Coordinando empeño, energía y voluntad en llevar ‘La dama y la muerte’ hasta el extinto planeta de Coruscan. La insignia de Kandor Moon ya suena en la Academia del Cine yanqui. El objetivo es ponerle la tilde cada vez más presente a la palabra que lo engloba todo: Óscar.

Muchos son los que comparan. Los que miran a las otras candidatas y, como el padre que sabe que su hijo no será un médico de prestigio, se compadecen de la ilusión del creyente. ‘Wallace and Gromit’ puede ser la favorita. Esos muñecos de plastilina son como tremendos Robots de guerra que campan a sus anchas por un bosque que sólo hace cosquillas. Sí, son grandes y fuertes. Por eso, cuando alcemos nuestras lanzas como Ewoks del bosque, la victoria será aún más gloriosa.

Esta noche, cuando enfoquen a los candidatos al Mejor Corto de Animación en la Gala de los Oscar y veamos a Javier Recio, director de ‘La dama y la muerte’, concentrarse y pensar en el enorme equipo que lleva a sus espaldas, nosotros no podemos fallar. Somos el espíritu, el Obi-Wan Kenobi que inspirará a Recio a lanzar los torpedos que destruirán la Estrella de la Muerte.

Crean. Crean con todas sus fuerzas. Aunque sólo sea por escuchar la fanfarria final.