No se han contado todas las historias de amor. Existen romances que van más allá de las flores, la declaración shakesperiana y el beso final con música ascendente. ‘Her’, de Spike Jonze (’Donde viven los monstruos’), es un arriesgado relato situado en un futuro cercano -o un presente alternativo- en el que la tecnología permite construir, a partir de un sistema operativo, una persona virtual. Aparatos que, enganchados en nuestra oreja, aprenden a hablar, reír, cantar, recordar… y amar, claro.
La película de Jonze se construye en las distancias cortas. Ya en la primera secuencia, un primerísimo primer plano de Theodore (Joaquin Phoenix) redactando una carta de viva voz, queda definida la filosofía estética y conceptual de ‘Her’: más solos que nunca, más cerca que nunca. Y así seguiremos durante las dos próximas horas, pegados a la vida de Theodore como un aparato más; testigos de una relación hombre-máquina que, por momentos, parecerá comprensible. Real. Que se puede tocar.
Este es el mejor guión del año por varias razones: cuenta una historia tan imposible como verídica; lanza preguntas como estocadas directas al espectador (¿esclavo de la tecnología? ¿se puede ligar en pijama? ¿estás enfermo? ¿necesitas tuitear todo lo que haces? ¿te enfadas cuando no recibes un ‘me gusta’ por la foto de la noche? ¿miras el mundo a través de una cámara? ¿revisas el móvil antes y después de dormir? ¿te enamorarías de una cosa?); y es puro y precioso y magistral cine: palabras que tienen sentido por, para y gracias a las imágenes y los sonidos -magistrales, Arcade Fire- que toman la pantalla. Y viceversa.
Con ‘Her’ sucede como con ‘¡Olvidate de mí!’, de Michel Gondry (2004). Termina y tienes la necesidad de recopilar la experiencia. De verbalizarla. De buscar a alguien y explicarle, detalladamente, lo que acabas de ver. Como si se tratara de una experiencia única y personal que nadie nunca jamás tendrá. Ni siquiera tú, cuando vuelvas a ver la película. Porque volverás. Volveremos.
Por cierto, en versión original. La voz de Scarlett Johansson. Una perversión.
(Viene de ‘Her (Suyo. De ella)’)