Voy a proponerles un planteamiento tan absurdo y estúpido que da miedo: John Cobra es un genio. Sí, hablamos del friki maleducado, grosero, violento, engreído y machista que ayer copó la posición de ‘noticia más leída’ gracias a su poética actuación en la gala de RTVE -esa televisión que pagamos todos juntos, de la mano, miembros de una iglesia-.
John Cobra me recuerda muchísimo al Andy Kauffman que interpretó magistralmente Jim Carrey en la película ‘Man on The Moon’ (1999). ¿Se acuerdan? La cinta contaba la vida de un cómico estadounidense que tenía un muy particular sentido del humor. A veces, Kauffman, encarnaba personajes irreverentes que se mofaban de la desgracia ajena, aunque sólo le hiciera gracia a él. Esas actuaciones desagradables chocaban con otras tiernas, de un humor más clásico que todo el mundo adoraba.
Pese a que la mayoría de la gente sostenga que John Cobra es así, tal y como se ve en los vídeos, yo no me lo trago. Estoy convencido de que se trata de un personaje más de la farándula española, que busca su huequecito en los bien pagados programas del Corazón. O donde sea. El tipo nos ha engañado a todos: ha conseguido un apoyo multitudinario para llegar a una gala que siguieron millones de personas. Indicó a media España, en más de una ocasión, la ubicación exacta de su escroto. Y, por supuesto, ha reventado estadísticas de visitas en su página web, con el consiguiente botín que eso acarrea. Sí, es un paleto. Pero nos la ha metido doblada.
La enorme diferencia entre Kauffman y Cobra, es que el primero ansiaba la eternidad. Quería tocar la fibra sensible de la sociedad para crear una polémica tan divertida que le sobreviviera a él mismo. Quería convertirse en leyenda. Cobra, sin embargo, es un mindundi que mañana no será nadie. Ni eterno, ni leyenda. Sólo un pelele más que durará lo que tarde otro en ocupar su fugaz momento de fama. John Cobra sólo es un insultante, molesto y descorazonador (después de todo, llegó a la tele gracias a la democracia 2.0; qué miedo) ‘click’.