#Chef (receta para cocinar la película)

Muy buenas, hoy vamos a preparar un plato riquísimo para conseguir que sus comensales mantengan la sonrisa fresca de principio a fin. Tan solo tienen que seguir esta sencilla receta en la que desgranamos los sabores, aromas y texturas de nuestro plato principal: ‘#Chef’ –ustedes ponen el acompañamiento que vean oportuno–. Empecemos por el principio:

1. Los ingredientes.

Para preparar un buen ‘Chef’ necesitamos un director hastiado del Hollywood más comercial. Nosotros hemos escogido a Jon Favreau, que tras reventar la taquilla con ‘Iron Man’ (2008) inició la brutal expansión de Marvel. Y allí, en la cúspide del éxito más monetario, decide volver a la base para rodar una película pequeña, entrañable y francamente agradable. Y como nadie sube y baja sólo de una cúspide, Favreau se trae a los amigos que ha hecho en el camino: Robert Downey Jr, Scarlett Johansson, Dustin Hoffman, Sofia Vergara, Oliver Pratt y John Leguizamo.

2. Elaboración.

Combine todos los ingredientes en una historia con la que sea fácil identificarse. En el caso de ‘Chef’, conoceremos a un cocinero que, tras una dura crítica en su restaurante, decide emprender el camino que siempre le hizo feliz: montar una furgoneta de comida. Pero, como les digo, lo de la cocina es lo de menos. El guión habla de cualquier persona que ame una profesión y se vea obligado a desmerecerla. A desprotegerla. A hacer lo que le diga un tercero que no tiene ni idea.

3. Aliño.

Muy importante para redondear esta receta. Mezclar las cantidades justas de humor, romance y drama para alcanzar ese ‘buen rollo’ constante sin resultar empalagosa. Sabrán que lo han hecho bien si sus comensales salen de la sala deseando montarse en una furgoneta para cocinar unos bocadillos.

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4. Innovación.

Para actualizar la receta, acompañe los elementos clásicos con guiños típicos de su época. Nosotros hemos optado por Twitter, que en la película de Favreau se convierte en motor involuntario y salsa de la acción (nota del cocinero: no olviden invitar a su community manager).

5. Maridaje.

Se recomienda acudir a la proyección de ‘Chef’ con el estómago lleno y, aún así, acompañado de un buen refresco. De todas formas, abrirá su apetito. Es inevitable. Nada más que de pensar en ella da hambre.

De postre…

La sonrisa, que no se va. ‘Chef’ es una película agradable. Muy agradable. Muy rica.

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Cowboys & Aliens

Con una premisa tan arriesgada -que roza el absurdo y la pamplina- como mezclar a John Wayne con el mismísimo Depredador, hay que ser muy atrevido -o muy ignorante; ambos conceptos coinciden tantas veces que qué sé yo- para hacer la siguiente declaración: ‘Cowboys & Aliens’ me gustó. Me lo pasé como un enano blandiendo su hacha en pitufilandia. Dos horas de entretenimiento que no engañan ni prometen algo que sobrepase sus más que evidentes límites narrativos. Y que deja una verdad que de auténtica que es, amarga: es el mejor papel de Harrison Ford de los últimos diez años.

Jake Lonergan (Daniel Craig) despierta en mitad del desierto sin recordar absolutamente nada. Ni siquiera su nombre. Al llegar al pueblo más cercano, Absolución, descubrirá que han puesto precio a su cabeza y que el temible coronel Dolarhyde (Harrison Ford) hará todo lo posible por verle entre rejas. Sin embargo, tardarán poco en encontrar un enemigo común: unas aparatos voladores raptan a numerosos habitantes del pueblo, entre ellos al hijo de Dolarhyde, lo que les obligará a apuntar con sus revólveres al mismo objetivo.

El mayor éxito de su director, Jon Favreau (‘Iron Man’), es que pasen los minutos y que la mezcla no nos haga poner esa cara de angustia que nos sale cuando escuchamos una canción de Justin Bieber y chupamos un limón -con la canción bastaba-. Craig y Ford, suficiente atractivo como para asegurar su éxito en taquilla, forman un buen dúo protagonista al que pone color Olivia Wilde (‘House’, ‘Tron 2’).

Por lo demás, no tiene una gran historia, una buena dirección, personajes memorables o una fotografía embaucadora. Pero, en conjunto, no falla. Por hacer el símil gastronómico, digamos que no es un plato que encontrarían en el menú de su restaurante favorito. Sin embargo, sí es esa hamburguesa que, de vez en cuando, se comen encantados de la vida. ¿Es comida basura? Sí, supongo. Pero qué bien sienta.