La era de Turbo Kid

Vivimos una era hermosa, qué demonios. Sí, vale que no hay dinero. En general: no lo hay. Nadie tiene dinero para pagar un sueldo digno, ni para montar una empresa, ni para pagar una hipoteca, ni para irse a vivir al extranjero… Para nada. Somos la generación de los ‘bolsillos holgados’ y del ‘apáñate como puedas’. Los que soñamos con una beca para hacer unas prácticas y los que hacemos dos tostadas de una rebanada de pan de molde.

Crisis. Será la crisis. ¿Y cómo hemos reaccionado? Construyendo pozos de un charco. Cuanto más miro a mi alrededor, más casos me encuentro de gente alucinante. Admirable. Valiente. Gente que inventa fórmulas para usar Internet a su favor y que, a pesar de todo, saca adelante sus proyectos. Mi amigo Javi, por ejemplo, inició una campaña de crowfunding para lanzar su línea de juguetes ‘Wananeko’. Lo consiguió, por supuesto. Porque así somos nosotros: sin dinero pero resueltos.

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Hay dos ejemplos en el mundo del cine que nos definen como generación: ‘Kung Fury’ (de la que ya hablamos hace tiempo) y ‘Turbo Kid’. Mientras que el primer caso se quedó -y no lo digo para desmerecer, es una gozada- en un corto para Internet, el segundo es una película con todas las de la ley. Un film ‘indie’, de muy bajo presupuesto, que ha enamorado a la crítica estadounidense. ‘Turbo Kid’ mezcla ideas de cómic, videojuego y cine de los ochenta. Algo así como si Alex Kid apareciera en el mundo de Mad Max. Y se estrenará a lo grande.

Nos ha tocado vivir una era de mirar atrás. De mirar y añorar tiempos pasados en los que terminar una carrera era la llave para abrir la puerta del éxito. Tiempos en los que la línea argumental contaba con menos contratiempos. Tiempos en los que los héroes y los villanos estaban claramente definidos. Ahora nada es blanco o negro. Ahora no hay dinero. Ahora sufrimos por no poder surcar los caminos que nos enseñaron nuestros padres… Pero qué cojones le estamos echando los de la era de ‘Turbo Kid’. Una era hermosa.

 

Hay que ver Kung Fury

Cuando los niños del futuro estudien en clase de Historia los hitos de la era del Internet, aparecerá en negrita la pequeña película sueca que reventó -en todos los sentidos- los cimientos de la lógica: ‘Kung Fury‘. ¿Que no les suena de nada? ¡Pero bueno! ¿Dónde han estado metidos durante los últimos meses? En fin, les cuento:

David Sandberg, un joven sueco con aspiraciones cinematográficas, publicó hace ya más de un año un tráiler de una supuesta película, ‘Kung Fury’. Desde el primer minuto en Youtube, su vídeo creció como la espuma. Era un ejercicio de imaginación ochentera tan brutal que la respuesta fue -casi- automática: ¿Y si hacemos la peli de verdad?

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Al poco tiempo, Sandberg lanzó una campaña de ‘crowfunding’ (eso de financiar entre todos un proyecto) para rodar el film al completo. Una vez más, en cuestión de horas el dinero estaba sobre la mesa. El resultado, como no podía ser de otra manera, llegó ayer a Youtube. Y es Brutal. Muy brutal. Brutalísimo. Una puñetera genialidad.

Es que no se me ocurre ninguna buena razón para que no vean ya ‘Kung Fury’, esa maravilla nacida de una orgía ochentera inenarrable: viajes en el tiempo, máquinas recreativas asesinas, dibujos animados de la vieja escuela, dinosaurios contra robots, Hitler haciendo artes marciales… Es un no parar. Qué gozada. Lo peor, probablemente, es que dura media hora. Solo media hora.

Un aplauso para Sandberg: productor, director, actor y guionista. Querer es poder, amigos.

¡KUNG FURY!