La boda de mi mejor amiga

Es curioso lo de las preposiciones. Sí, parece una chorrada, pero su uso incorrecto puede llevar a situaciones tragicómicas. Lamentables. A afirmar barbaridades que nos inducen al más profundo, desamparado e irritante error. Pongan que, por ejemplo -es un poner, ¿eh?-, están un sábado de agosto, de vacaciones, y no hay ni un alma en su ciudad. Bueno, hay dos: la suya y la de su colega. Los dos, aburridos del aburrimiento, deciden afrontar su vagueza estival yendo al cine a ver una película. ¿Cuál? “¿Qué te parece si vemos ‘La boda de mi mejor amiga’?”, dice uno. “¿Seguro?”, dice otro. “Sí, tío. Dicen que es como ‘Resacón en Las Vegas’ pero protagonizado por mujeres”. Y a la sala.

Sé que a muchos y a muchas el siguiente comentario les sonará machista pero, por favor, no lo confundan. Tan solo es cruel: ‘La boda de mi mejor amiga’ no es como ‘Resacón en Las Vegas’ POR mujeres; es ‘Resacón en las Vegas’ PARA mujeres. Y este ‘para’ es en el sentido triste de la palabra -si cabe-. ¿Por qué? Porque es una pena que los productores de Hollywood piensen que la única manera de hacer reír a una mujer con una comedia es con situaciones del tipo “se me ha manchado el vestido, ay mi madre” o “qué traje tan horrendo ha traído la gordita a la fiesta”, convirtiendo una supuesta comedia en un desatino semi romántico con tintes de Sexo en Nuevo York. Parece -por meter más el dedo- una película producida por un grupo de mentes maquiavélicas que quieren engañar a todos esos novios que van al cine pensando que no es otra cinta pensada para ellas.

Por hacer justicia a las risas, sí que tiene un par de puntos graciosos la película. Y cuando digo un par es un par. Vaya, dos. Ambos repletos de vómitos y caca (advertencia: el hecho de que eso me hiciera reír es fruto de que los chistes escatológicos siempre funcionan conmigo. Probablemente me reiría si en ‘La Lista de Schindler’ Liam Neeson pisara un mojón).

El resto de la cinta es un meditado ejercicio de promoción para profesionales de la televisión. Desde ‘Saturday Night Show’ hasta ‘The Office’, numerosas caras de los mejores espectáculos cómicos de la pequeña pantalla se pasean por el cine para demostrar que ellos, sin unos guionistas decentes detrás, no tienen ni la más puñetera gracia.