Lex Luthor

Superman representa al líder perfecto. Al parabólico ser de cinco talentos que además los aprovecha al máximo. Vuela sobre nuestras cabezas para poder vigilarnos a todos. Tiene la fuerza de mil astros y la resistencia de lo irrompible. Puede ver lo que se esconde tras los muros del ser humano, derretir las barreras con una sola mirada y de un leve soplido dejaría en la calle a los tres cerditos y a su descendencia. Sin embargo, su capacidad no se ciñe a los límites de lo físico, pues no hay nada por encima de la justicia, elige proteger al débil, cobija al moribundo, no hace distinciones por cuestiones de raza o sexo… Es perfecto. Simple y asquerosamente perfecto.

¿Qué hubiera sido del mundo sin Superman? ¿Y si nunca hubiera existido? Yo tengo una teoría: Lex Luthor hubiera sido el héroe. El calvo sin excentricidades físicas es el prototipo de hombre del renacimiento. Un creativo intelecto capaz de transformar el carbón en oro. Luthor representa lo que, centurias atrás, conocimos como Leonardo, Miguel Ángel, Galileo, Bruneleschi, Goya, Shakespeare, Cervantes, Beethoven, Mozart, Lumiere, Darwin… y tantos otros poderosos que se valieron del intelecto para convertirse en héroes venciendo a la perfección. El hombre como centro de la vida, capaz de crear belleza y destruir la ignorancia: Lex Luthor.

Un genio ansía conseguir algo grandioso que sea recordado por siempre. Destruir a Superman era vencer a la máquina, poner una vez más al hombre por encima de todo, cediéndole el resto de la eternidad como el ser capaz de controlar su destino sin necesidad de dotes físicas y con el único poder del cerebro. Luthor tiembla, duda, codicia, presiona, miente y castiga. Alopécico y con kilos de más. Porque es humano. La ambiciosa y variable debilidad humana contra la perfección y la falsa deidad.

Si Superman no hubiera existido, quizás el periódico de Metrópolis abriría portadas con descubrimientos científicos, invenciones geniales, curas para enfermedades mortales, obras de arte rescatadas de tumbas bajo tierra de las manos de Luthor. No obstante, la presencia de la perfección en la Tierra le hicieron sentir inferior y, por tanto, incapaz. El mundo como lo conocemos hoy no aprecia la cultura. Prefiere a un musculitos de apariencia perfecta que dé bien en cámara. Si Superman no hubiera existido hubiéramos creído más en nuestros iguales.

Lo que no nos dijeron de Lex Luthor es que Lex Luthor es la parte más humana y real de Superman.