El Café Nero es una de esas cafeterías modernas repletas de ‘gafapastas’ llamados a crear, bajo el intenso aroma de un caldo conciliador, una obra maestra en una servilleta de papel. Allí trabajé durante un año, en Londres. Así que cuando Jesús Lens me dijo que publicaba ‘Café-Bar Cinema’, un libro sobre las películas que honran a esos altares de la Vida, me sentí, irremediablemente, protagonista de la historia. Y, oigan, qué historia.
He de confesar que he leído ‘Café-Bar Cinema. Cafés, bares y clubes de película’ (Editorial Almed) con un apetito voraz, lo que ha propiciado que ingiriera sus casi 500 páginas a una velocidad de vértigo, como esas Alhambras Especiales fresquitas de las que tan orgullosamente habla su autor. El fantástico diálogo que Lens establece con el lector se basa en un valor que estará presente desde la primera a la última página del libro: empatía. No se trata de un discurso científico, frío y técnico. Estamos ante un retrato coral de la historia, el arte, la cultura y las costumbres que acompañan al Cine. Un derroche de cariño por algo más que una afición que sirve de punto de encuentro para el lector cinéfilo que, seguro, encontrará una sensación parecida al buen sabor de boca que deja una charla entre amigos en la barra de un bar.
Desde las teorías ‘antipropinas’ del Señor Rosa de ‘Reservoir Dogs’ hasta la refriega espacial en el Puerto de Moss Eisley de ‘La Guerra de las Galaxias’, pasando por ‘Airbag’, ‘After’, ‘Medianoche en París’, ‘Casablanca’, ‘Río Bravo’, Blade Runner’, ‘Escondidos en Brujas’… Y también series de televisión -con especial fijación en las genialidades de la HBO-: ‘Treme’, ‘The Wire’, ‘Perdidos’ y ‘Mad Men’. Un completísimo repaso que, además de gozarse como lectura, también puede emplearse como guía de visionado para el espectador que quiera descubrir grandes obras maestras.
Al cine y la televisión unan la desbordante pasión que Lens profesa por la música y obtendrán este hechizo alquímico en formato literario que les transportara por un rico mundo de experiencias, recuerdos y bares. Muchos bares.
Vale. Jesús Lens es mi amigo. Pero les digo una cosa: ojalá ‘Café-Bar Cinema’ estuviera escrito por un imbécil y prepotente autor moderno de intereses retorcidos y carisma putrefacta para que me creyeran, sin lugar a dudas, cuando digo que este libro es imprescindible.