Oscar 2013, apuestas y críticas de las nominadas

Tengo una corazonada con los Oscar 2013 desde hace meses: ‘Lincoln’ gana la categoría de mejor película. Es una película muy americana, muy ideológica y muy del Spielberg más reposado. Es mi única apuesta segura, Lincoln, el resto creo que no está demasiado claro. De hecho, creo que será una edición de los Oscar muy repartida: de ‘Los Miserables’ a ‘La Vida de Pi’, pasando por ‘Django’, ‘El lado bueno de las cosas’, ‘Moonrise Kingdom’ y, por supuesto, ‘Argo’.

Como hicimos con los Goya, lanzamos la porra de Salto de Eje para los Oscar 2013. Quedan todos invitado a lanzar sus apuestas particulares y, si gustan -y vencen al sueño, que ya se sabe-, nos leemos durante la madrugada del domingo en Twitter: @jecabrero. La gala promete, solo un nombre, el del presentador: Seth MacFarlane. Tras la lista de posibles estatuillas, repasamos las críticas de las películas nominadas (hay para rato). En fin, al turrón:

Mejor Película: Lincoln
Mejor actor protagonista: Daniel Day-Lewis, Lincoln
Mejor actriz protagonista: Jennifer Lawrence, El lado bueno de las cosas
Mejor actor de reparto: Christoph Waltz, Django Desencadenado
Mejor actriz de reparto: Anne Hathaway, Los Miserables
Mejor película de animación: Brave
Mejor fotografía: Vida de Pi
Mejor diseño de vestuario: Los Miserables
Mejor dirección: Steven Spielberg, Lincoln
Mejor documental: Searching for Sugar Man
Mejor cortometraje documental: Mondays at Racine
Mejor edición: Argo
Mejor película de lengua extranjera: Amor
Mejor maquillaje: Los Miserables
Mejor banda sonora original: Argo
Mejor canción original: La vida de Pi
Mejor diseño de producción: Los Miserables
Mejor cortometraje animado: Paperman
Mejor cortometraje de acción: Curfew
Mejor sonido: Argo
Mejor montaje de sonido: Argo
Mejores efectos especiales: El Hobbit
Mejor guión adaptado: Argo
Mejor guión original: Moonrise Kingdom

lincoln

Lincoln
Frenar una masacre o ejemplificar el cambio de una era. ¿Quién sería capaz de tomar una decisión tan trascendente? ¿Quién podría ver más allá de sus días, más allá de su comodidad, de lo que el mundo le enseñó que era el mundo? ¿Quién lideraría una derrota tan dolorosa para ganar una vida que no va a disfrutar? Steven Spielberg ha dirigido medio centenar de películas con temáticas, protagonistas y universos incompatibles entre sí. Pero siempre, desde 1959, hablando de lo mismo: la familia. ‘Lincoln’ no es una excepción. Pese al preciosismo del relato histórico, Abraham es, ante todo, un padre y un marido… (Lee la crítica completa)

La vida de Pi
¿De qué sirve creer? Hay un diálogo en ‘La vida de Pi’ que es el auténtico motor de la película. Es una conversación durante un almuerzo familiar, en el que el pequeño Pi confiesa a sus padres que es hindú, cristiano y musulmán. El padre, alterado, reprende al zagal y le invita a que elija una de las tres. O mejor, que abandone las tres en pos de la ciencia y la razón, la única disciplina que ha conseguido desenredar algo el misterio de la humanidad. La madre, conciliadora, cree que su hijo debe aprender por sí mismo qué camino escoger. El padre, por último, añade: “Sí, muy bien. Pero no puedes creer en todo porque eso sería lo mismo que no creer en nada. Prefiero que creas en algo”… (Lee la crítica completa, con buen karma)

Argo
Cuántas veces nos habrá salvado la imaginación. Alcanzar la página 33 y soñar con un plan inesperado, escuchar las palabras de Han Solo y liderar una ruta de escape, bailar el último disco de Muse y saltar de la silla empujado por una motivación extrasensorial. El poder de la creatividad es la ínsula Barataria que aniquila gigantes y entorpece las hordas de lo imposible. Encontrar el nexo entre dos opuestos, combinarlos en bella alquimia y descubrir la atrevida ensoñación del visionario. Ninguna medicina o tecnología podrán contra la arrasadora virtud del Arte… (Lee la crítica completa)

Django Desencadenado
Tarantino, el Western y sus héroes están por encima del bien y del mal. Por encima de vaqueros atractivos y bandidos desdentados. Por encima de tareas honorables y limpiezas de sangre. Por encima de  duelos al atardecer, pianos borrachos, galopadas imposibles, trenes de oro y riscos impenetrables. Por encima del amor, el odio, la voluntad, la vengaza y el color de piel. Demonios, por encima de Ford y Leone: ‘Django Desencadenado’ esconde lo intrépido de las composiciones de Morricone, la chulería del jazz, el swing del rock y la violencia del rap… (Lee la crítica completa)

La noche más oscura
La obsesión de Occidente. La obsesión de una cultura. La obsesión de un sistema económico, de un modo de vida, de las barras y estrellas, de un ejército, de un país. La obsesión de una mujer. ‘La noche más oscura’ es un ensayo cincelado sobre nuestra historia más reciente. Kathryn Bigelow (‘En Tierra Hostil’) convierte a Bin Laden en el Santo Grial del nuevo siglo, en una Guerra Santa por y para las víctimas del 11-S, en un hito colectivo que revolucionaría los libros de Historia de nuestra sociedad: su muerte… (Lee la crítica completa)

amor

Amor
Ayer me colé en la casa de Georges y Anne, dos ancianos que han escrito una vida plena. Ellos no lo sabían –o eso creo–, pero yo estaba allí, agazapado detrás de cada pared, de cada dormitorio, de cada ventana que filtra la escasa luz que les queda por consumir. Son un matrimonio culto, atractivo, repleto de anécdotas y experiencias. Diría que han sido profesores. Profesores de música. Y que aman el arte como un hijo más. Pero me sentí mal. Sentí que me inmiscuía en los últimos días de su amor. Su Amour. Sentí que violaba su intimidad, que presenciaba un momento privado, doloroso y agotador, al que nadie debería ser invitado: la muerte… (Lee la crítica completa)

Los Miserables
El reto de Tom Hooper (‘El discurso del Rey’) era adaptar un musical que lleva treinta años triunfando en Broadway a un formato cinematográfico que aportara algo distinto; innovador. ¿Y qué es incapaz de mostrar el teatro? Primeros planos, retratos de los actores: emociones contenidas en una mirada descarnada, una barbilla renqueante, un gesto apasionado, creyente, fiel, noble y bello. No hay prismáticos que dibujen con tanto preciosismo los rasgos físicos y espirituales de un personaje como el saber hacer y la contención de Hooper detrás de la cámara: apabullante… (Canta la crítica completa)

Bestias del Sur Salvaje
Un padre enseña lo que un hijo necesita para sobrevivir. Descubrir que eres una pequeña parte del universo, eso es algo que se aprende por uno mismo. El ciclo de la vida, el mismo ciclo que Mufasa construyó para Simba, la misma perra y bella vida de Guido y Giosué. La única historia que protagonizaremos dos veces: como alumnos y como maestros. ‘Bestias del Sur Salvaje’ es un pequeño y precioso cuento, una alegoría de la naturaleza más viva, del niño que está llamado a ser rey de reyes y el adulto que debe abandonar el trono… (Lee la crítica completa)

El lado bueno de las cosas
Si la locura es un estado irracional de infinitas posibilidades, una por cada ser humano, la terapia adecuada nunca será igual. Locos y raros. Así somos. Orgullosos locos y raros, avergonzados de las cosas que nos hacen únicos. Esos detalles que nos convierten, por derecho, en personas. Personas que en el peor de sus días nublados –esos días en los que amaneces en un manicomio, tu pareja te odia, te echan del trabajo y te enfadas con Hemingway por haber muerto demasiado pronto– buscan el lado bueno de las cosas… (Lee la locura completa)


moonrise-kingdom

Moonrise Kingdom
Existe un reino que se forjó en el verano de su infancia. Eran cuatro recias ramas de una higuera que soportaba el peso de tres amigos que compartían tesoros en cajas de cartón. Eran las maderas clavadas al suelo, bajo un sol que clamaba piscina, cubiertas por una lona y protegidas por un letrero escrito a mano: “Prohibido pasar”. Eran las telas cruzadas donde los secretos adquirían el valor de una vida y los besos, inocentes y eléctricos, exploraban un prometedor mapa de aventuras. Un paraíso incomprensible a los ojos del extraño pero inolvidable para sus inquilinos, grabado entre la córnea y el iris como un filtro por el que los días futuros tendrían que batirse en duelo… (Lee la crítica completa, castor)

The Master
La hipnosis es un estado de catarsis en el que el paciente experimenta una regresión al momento instalado en su mente que originó el trauma. Cualquier trauma. Un viaje complejo a un universo repleto de imágenes, palabras, fechas, nombres y rincones inconexos que solo un maestro podría hilvanar en una única sucesión de fotogramas. Un maestro dispuesto a sumergirse en lo profundo del ser humano, en sus capas más grises, recónditas y pecaminosas. Un tipo como Paul Thomas Anderson, director de la estupenda ‘Pozos de Ambición’, que, al igual que sus personajes, se coloca frente a nuestros ojos para invitarnos a seguir, con atención, el reloj que baila a izquierda y derecha… (Lee la crítica completa. O no.)

Flight
Por favor, permitan que me presente. Soy un hombre rico y de buen gusto que llevo rodando desde hace muchos, muchos años. He robado el alma y la fe a muchos hombres. Mira, yo estaba allí cuando Jesucristo tuvo su momento de duda y me aseguré de que Pilatos se lavara las manos y sellara su destino. Encantado de conocerte, espero que averigües mi nombre». Si ‘Flight (el vuelo)’ (Robert Zemeckis) fuera una canción sería ‘Simpathy for the Devil’ de los Rolling Stones. El tema compuesto por Mick Jagger sirve de banda sonora, inspiración y pulso constante a la perturbadora pericia de Whip Whitaker (Denzel Washington)… (Lee la crítica completa)

Skyfall
Daniel Craig ha conseguido que crea que él es el mejor James Bond de todos los tiempos. Una saga, la de 007, que nunca ha tenido mi devoción pero a la que siempre asisto con cierta ilusión renovada, para, al abandonar la butaca, retornar a la línea de salida: la indiferencia. ‘Skyfall’ es un digno producto visual. Sam Mendes proporciona cierta plasticidad y elegancia a la acción que marca los ritmos. Acción escasa, ritmo pausado y una trama que tarda en arrancar, pese a sus cinco minutos iniciales, frenéticos, que sirven de prólogo al guion de Neal Purvis y Robert Wade… (Lee la completa, la crítica completa)

hitchcock

Hitchcock
¿Quién no se ha obsesionado alguna vez con una rubia? Ya saben: una despampanante, atractiva y sensual rubia de caderas latentes y corazón apaisado. Un ser imposible, inalcanzable, pero siempre motivador. Alfred Hitchcock persiguió durante toda su vida a una rubia de rostros cambiantes y diálogos reescritos con tachones al margen: una nueva historia… (Lee la crítica completa)

El Hobbit
Hay tres aspectos que debemos tratar sobre la llegada de ‘El Hobbit: un viaje inesperado’ a las salas de cine. El primero y más urgente es el de la tecnología: ¿qué aporta? Durante la visita de Gandalf a Bilbo Bolsón en su agujero de Bolsón Cerrado, el mago intenta convencer al pequeño hobbit de que le acompañe en una aventura asombrosa que le aportará grandes recuerdos. Bilbo le dice que él no es más que un insignificante mediano, no un héroe o un guerrero. Gandalf, comprensivo, le relata una asombrosa historia sobre sus antepasados que Bilbo califica de “invención”. El mago zanja la cuestión con una reflexión que pasa por una declaración de intenciones del mismísimo Peter Packson: “Toda gran historia debe tener detalles increíbles para hacerla interesante”… (Lee la crítica completa a 48 fps)

Lo Imposible
Un milagro sucede entre un suspiro y un grano de arena. Es tan fácil -tan lógico- creer en las matemáticas -en sumas y restas, progresiones aritméticas, gráficas y estadísticas, problemas y soluciones- que la opción improbable, la que nadie escribiría como resultado final, cae siempre en un margen inexistente al que conocemos como ‘Lo imposible’… (Lee la crítica completa)

brave

Brave
Es increíble la descomunal amalgama de sentimientos que Pixar consigue despertar en tan solo cinco minutos. Saben enternecer con una sonrisa, igual que lo haría un hijo en los brazos de un padre. Consiguen asombrar con un manto de estrellas que flota sobre el mar e ilusionan con la maravillosa idea de anclar tu barca bajo la luna llena. Hacen que sus personajes sean irremediablemente familiares, tanto que abrimos los ojos maravillados, sintiéndonos partícipes de una aventura fantástica que nunca nos contaron. Y al pasar esos cinco minutos, tutelados por los latidos que solo Michael Giacchino sabe orquestar, cerebro y corazón están dopados por las mismas emociones que podría provocar una ambiciosa película de tres horas de duración. Bastan cinco minutos para vibrar, reír y llorar. Bastan cinco minutos para reafirmar la admiración inequívoca por Pixar, una fábrica de sueños… (Lee la crítica completa)

Frankeenweenie
Es complicado ver ‘Frankenweenie’ y no iniciar un debate interno sobre la consideración de la crítica. Es decir. Sí. Me gustó la película de Tim Burton. Me gustó que fuera en blanco y negro, su gusto por lo tétrico, su carismática animación –tan fiera como melancólica–, su poderío musical y su amor confeso por los clásicos del terror. Es, como se ha dicho hasta la saciedad, la vuelta al Tim Burton de sus orígenes. El Tim Burton que interesa. Y no el fantoche de ‘Alicia’, que se quedó a medio camino de cualquier cosa… (Lee la crítica completa)

Piratas
Si Guybrush Threepwood levantara la cabeza brindaría con una desbordante jarra de grog con el mismísimo LeChuck por el magnífico abordaje de Aardman. Por las barbas de Haddock, ¡’Piratas’ es una película más brillante que la diestra del Capitán Garfio! Marineros y grumetes de poca monta, desplegad el velamen y apuntad vuestros catalejos más allá de los horizontes establecidos por Pixar, Disney y Dreamworks: la mejor película de animación del año, me juego el gaznate, está hecha con plastilina… (Lee la crítica completa, ¡ar!)

Rompe Ralph
«Lo retro es viejo, pero molón». La frase, pronunciada por el bueno de Ralph, es la conclusión y el gran acierto de la última película de Disney. Es verdad que la sala estaba llena de niños que disfrutaron más que una piara de Ewoks en una piscina de bolas; pero es alucinante ver la melancolía que despertó en un grupo de treintañeros –ejem– amantes de los videojuegos clásicos y en otro de jovenzuelos que aún no habrán sobrepasado los veinte que, al terminar la proyección, se acercaron a los de la generación ochentera –ejem– para fundirse en un abrazo virtual de proporciones frikis… (Lee la crítica completa)

Paperman
‘Paperman‘ es el corto de Disney que precedía a la simpática ‘¡Rompe Ralph!’ Ya nos gustó entonces pero, ahora, meses más tarde y gracias a Youtube, se ha convertido, sin pretenderlo, en un extraordinario vídeo viral. Si revisan sus muros de Facebook o sus contactos de Twitter descubrirán que son innumerables los amigos que comparten el corto con un emoticono de asombro o unas palabras admiradas. Y me alegro. Es justo reconocer el bello trabajo, reconocer el arte, y ser capaz de ver más allá de lo que se supone que es. ¿Vemos ‘Paperman’ en Youtube? (Gracias, Disney)… (disfruta del corto)

vengadores

Los Vengadores
Mi imaginación, físicamente hablando, está protegida bajo una caja de cartón. Una caja de zapatos que tiene tantos años como mi memoria y que custodia las figuras que atesoré durante la infancia como portales a universos inalcanzables para ninguna otra mente. Los tengo a todos. A Los Vengadores, me refiero… (Gracias, Wheedon)

Prometheus
El espejismo es precioso: Ridley Scott nos acerca las estrellas con una nitidez magistral. La sofisticada nave Prometheus y su sensación de realidad completan una fotografía que se extiende por un vasto horizonte de vida imaginaria. Pero los detalles, la cuidada estética y el hipnotismo de la ciencia ficción entendida como un mural impresionista se evaporan entre los dedos conforme avanza el viaje. La sed no se sacia, el aire no calma y la vida se descubre como un puñado de estatuas inertes que no tienen nada nuevo que contar… (Lee la frustrante crítica)

Blancanieves y el cazador
Érase una vez un joven productor de cine que soñaba con hacer una película que condensara la inocencia de los cuentos de la infancia y la magia del cine épico. De todo el cine épico. Por eso decidió gastar su dinero en rodar un film titulado ‘Blancanieves y la leyenda del cazador’ en el que pudiéramos ver, entre otras: compañías al más puro estilo El Señor de los Anillos recorriendo grandes colinas, discursos motivacionales a lo ‘Gladiador’, heroínas modernas como la ‘Alicia’ de Tim Burton, luchadores grandullones de moda, como ‘Thor’, carreras a caballo calcaditas a las de ‘Robin Hood’, enanos como Tyrion Lannister de Juego de Tronos, criaturas fantásticas como las de ‘Furia de Titanes’, un trío amoroso a lo ‘Princesa Prometida’, razas curiosas que buscan libertad como en ‘Avatar’, un bicho grande que es el rey de la naturaleza como en ‘Narnia’ o ‘La princesa Mononoke’… Y todo liderado por la actriz de Crepúsculo. ¿Qué podría fallar?, se preguntaba el productor… (Lee la crítica completa… o mejor no pierdas el tiempo con esta chorrada)

Bafta 2013, ganadores y Oscar futuribles

Los Bafta 2013 apuntan unos Oscar muy interesantes. Si fuéramos a una casa de apuestas, veríamos infinidad de papeletas con ‘Argo’, de Ben Affleck. Sin embargo, mantengo mi cada vez más arriesgada apuesta: ‘Lincoln’ ganará la categoría de Mejor Película (pese a la racha que lleva hasta la fecha). Y no porque sea ‘la’ película del año. No lo creo. Es pura intuición, le toca ganar a Spielberg. De hecho, ‘Argo’ me hizo mucho más feliz como espectador. Mucho. En fin, al turrón, estos son los ganadores de los premios Bafta 2013:

(Lo qué dijimos en Salto de Eje: Argo. Skyfall. Lincoln. Amor. Django Desencadenado. Los Miserables. El lado bueno de las cosas. Brave. La vida de Pi)

Mejor película: Argo de Ben Affleck.

Mejor película británica: Skyfall.

Mejor dirección: Ben Affleck por Argo.

Mejor actor: Daniel Day-Lewis por Lincoln.

Mejor actriz: Emmanuelle Riva por Amor.

Mejor actor de reparto: Christoph Waltz por Django Desencadenado.

Mejor actriz de reparto: Anne Hathaway por Los Miserables.

Mejor guión original: Django Desencadenado de Quentin Tarantino.

Mejor guión adaptado: El Lado Bueno de las Cosas de David O. Russell.

Mejor película en lengua no inglesa: Amor de Michael Haneke.

Mejor película de animación: Brave de Mark Andrews, Brenda Chapman y Steve Purcell.

Mejor documental: Searching For Sugar Man de Malik Bendjelloul y Simon Chinn.

Mejor fotografía: La Vida de Pi de Claudio Miranda.

Mejor montaje: Argo de William Goldenberg.

Mejor sonido: Los Miserables de Simon Hayes, Andy Nelson, Mark Paterson, Jonathan Allen, Lee Walpole, John Warhurst.

Mejor música: Skyfall de Thomas Newman.

Mejores efectos visuales: La Vida de Pi de Bill Westenhofer, Guillaume Rocheron, Erik-Jan De Boer, Donald R. Elliott.

Mejor diseño de producción: Los Miserables de Eve Stewart y Anna Lynch-Robinson.

Mejor vestuario: Anna Karenina de Jacqueline Durran.

Mejor maquillaje y peluquería: Los Miserables de Lisa Westcott.

Mejor cortometraje: Swimmer de Lynne Ramsay, Peter Carlton y Diarmid Scrimshaw.

Mejor cortometraje de animación: The Making Of Longbird de Will Anderson y Ainslie Henderson.

Mejor debut. Para un director, guionista y productor británico: Bart Layton y Dimitri Doganis por The Imposter.

Premio Estrella Emergente: Juno Temple.

BAFTA especial. Mejor contribución al cine británico: Tessa Ross.

BAFTA de honor: Alan Parker.

Saberse miserable

‘Los Miserables’, la novela escrita por Victor Hugo hace 150 años, guarda una verdad tremendamente actual entre sus páginas. Una verdad que bordea el espacio y el tiempo, que supera los márgenes tácitos de la lógica, para colarse en la portada de los informativos de la era Twitter: pobreza, extremos que se ignoran, riqueza mal repartida, trabajos mal remunerados, paro, familias desalojadas, mercados que juguetean con las ambiciones de otros, vocaciones frustradas por la desidia, afortunados que toman la justicia por un privilegio interpretable, mafiosos que reinan por encima de la norma, hospitales en coma, archivos que olvidan, crisis en la boca.

En una sociedad corrupta, rota, separada y vulnerable, Jean Valjean -el personaje de Hugh Jackman en la película de Tom Hooper- es el miserable que representa la idea que Victor Hugo entendió como detonante de la revolución: la redención. Valjean es el ladrón que debe aceptar el pecado y sus errores para afrontar el estallido que le otorgará la fuerza, la guía que iluminará el cambio. Valjean somos nosotros, anónimos sin rostro que gruñimos, caemos y maldecimos; anónimos que necesitan un nombre para levantar la cabeza y gritar al cielo que se nos viene encima.

No me malinterpreten, no creo que necesitemos matar y morir en las calles de nuestras ciudades. Pero sí, tal vez, ocupar nuestro lugar y reclamar una justicia cada vez más manipulada, manipulable y trasnochada. Aceptar que tal vez no seamos nosotros los héroes de los que hablará, orgullosa, la Historia, pero sí, quizás, los hombres y mujeres que, como en la barricada de Saint-Denis, lucharán por un pequeño rincón más digno. Su rincón. Nuestro rincón.

Nos sabemos miserables, qué duda cabe. Puede que en 150 años no hayamos dejado de sabernos miserables. Supongo que eso es la vida: aprehender la desgracia y alzar la bandera que toque, aceptando las consecuencias, sangrando con el hermano y amando la idea del amor. Después de todo, Victor Hugo fue un romántico y, ‘Los Miserables’, una obra romántica. Una romance que no entiende de horas, minutos, espacios, páginas ni otras redes sociales.

Los Miserables

El reto de Tom Hooper (‘El discurso del Rey’) era adaptar un musical que lleva treinta años triunfando en Broadway a un formato cinematográfico que aportara algo distinto; innovador. ¿Y qué es incapaz de mostrar el teatro? Primeros planos, retratos de los actores: emociones contenidas en una mirada descarnada, una barbilla renqueante, un gesto apasionado, creyente, fiel, noble y bello. No hay prismáticos que dibujen con tanto preciosismo los rasgos físicos y espirituales de un personaje como el saber hacer y la contención de Hooper detrás de la cámara: apabullante.

Sería imposible no destacar los siete minutos a pelo de Anne Hathaway, soportando la presión de una cámara que la desnuda en primerísimo primer plano, mientras su Fantine canta la evocadora ‘I dreamed a dream’. Inolvidable el brutal arranque de Hugh Jackman portando el peso de Francia y su estremecedora oración a un Dios al que acaba de traicionar. El musical de ‘Los Miserables’ en el cine es un carrusel de interpretaciones concentradas en la expresión facial de sus actores y en su talento musical. Jackman y Hathaway destacan sobre un reparto fantástico, implicado en cuerpo y alma a un objetivo plenamente artístico, trascendente.

Ése es el gran éxito de ‘Los Miserables’ de Tom Hooper. Y también su gran pecado.

Tres horas de primeros planos no son fáciles de digerir. Estoy seguro de que, vistas por separado, cada una de las canciones del libreto son una experiencia muy grata. Pero, de continuo, y debido al poco espectáculo que acompaña al guion, es comprensible que se haga tediosa, sobre todo en la última parte del trayecto. Creo que Hooper no ha conseguido rizar el rizo: un musical, en un teatro, en vivo y en directo, goza de ciertos elementos escenográficos que justifican la adaptación de la novela durante 180 minutos (con receso en mitad). La película, pese a traspasar a los personajes, no es la misma experiencia. No puede serlo.

En el cine, pese al brillante trabajo artístico, se hace excesivo. Hay demasiado apego al teatro, a un ritmo que la pantalla no sabe digerir con la misma facilidad, estropeando, incluso, la emoción que debería existir en ciertos tramos de la historia (la barricada, Eponin, la huida de Jean Valjean…), minimizando el clímax. ‘Los Miserables’ es un musical de un presupuesto elevado, pero intimista. Talentoso en lo formal, trascendente en lo artístico, pero renqueante en lo narrativo.

Pdt: el doblaje era innecesario.

La voz de Victor Hugo

Era nuestra última semana en Londres después de un año de fanfarrias inglesas y pintas al son del Támesis. Así que tras pasar tantas veces por la puerta del teatro, en nuestras idas y venidas a la cafetería que nos había reunido, olvidamos nuestros ridículos sueldos al comprar tres caras entradas para ver el musical de ‘Los Miserables’ en el West End. Corría el año 2006 y hoy, casi siete años después, recuerdo perfectamente el fuerte olor de la Señora Catherine y la nobleza con la que sorbía sus mocos bajo un pañuelo de seda blanca.

La Señora Catherine se sentó a mi lado y, la verdad, a priori me recordó más a Margaret Thatcher que a la dulce abuelita en la que terminó. Era seria, estirada y con las comisuras de los labios hundidas debajo de la barbilla. Vaya, que era muy inglesa. O, más bien, lo parecía, porque en realidad era francesa. “Francesa criada en Londres”, nos dijo. Su preciosa historia empieza, creo, en 1987, cuando entró al teatro a ver el musical de ‘Los Miserables’, días antes de tener que emigrar a Francia por motivos de trabajo. “Fue tan bonito, todavía cierro los ojos y veo las caras de los actores… La obra de Victor Hugo ha sido vital para mí”.

Resultó que la señora era profesora de Literatura en la Universidad y una enamorada absoluta de ‘Los Miserables’. Fanática, creyente y adoradora del escritor francés. “Yo estuve en el Barbican Centre, hace ya muchos años y -se entrecorta la voz- pensé que nunca volvería a escuchar la voz de Victor Hugo”. Claro que ella había venido muchas veces a Londres desde que marchó a París, pero nunca había tenido oportunidad de volver al teatro: “los amigos, los hijos, los nietos más tarde. Llegué a creer que no llegaría a tiempo, pero entonces murió mi marido”.

No nos explicó la relación entre volver al teatro y su marido, pero no me costó imaginarles a los dos, veinte años atrás, disfrutando del “I dreamed a dream”, escribiendo una especie de promesa no pronunciada pero tácita en las horas. La Señora Catherine empezó a llorar nada más subir el telón y no paró hasta la última nota musical. Y, como si hubiera notado mi curiosidad, como si sintiera que debía hacerlo, se giró, tras la ovación final, para contarme su sincero amor por Victor Hugo. Llevaba mucho tiempo queriendo escribir esta historia y Tom Hooper me ha dado la excusa. Me pregunto si la Señora Catherine sigue viva; me pregunto si ya habrá comprado su entrada para ir al cine.

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