Luciérnagas en el jardín

Las madres son, posiblemente, la más bella, pura y auténtica metáfora de la vida. De todo lo que supone vivir. Desde los primeros gateos se convierten en el regazo sobre el que gira el universo, un núcleo que hilvana las redes que componen la rutina. Dan sentido a las reuniones familiares, a las comidas copiosas y a las celebraciones inoportunas. Y, por alguna inexplicable razón, siempre poseen el remedio que estábamos buscando y encuentran lo que antes dimos por perdido. Por eso, el hueco que deja una madre -una esposa- al morir es inabarcable.

‘Luciérnagas en el jardín’ nos presenta a Julia Roberts (‘Pretty Woman’) convertida en la sufrida madre de una familia repleta de complejos, envidias y tensiones no resueltas. Su marido, Willem Dafoe (‘Daybreakers’), es un escritor que paga sus frustraciones con una soberanía que destruye la infancia de su hijo, Ryan Reynolds (‘Adventureland’, ‘X-Men Origins’). La desastrosa escaleta que ordena a la familia se replantea por completo con la muerte de Roberts en un accidente de tráfico. Ella, incluso ausente, será el motor del cambio. El principio de la redención.

Sin grandes ambiciones comerciales, Dennis Lee dirige una película intimista, casi indie, en la que un coro de personajes dibuja, a la perfección, la complejidad de la familia. Da gusto ver a Reynolds, uno de los actores más cotizados para futuros taquillazos del cine palomitero, convertido en un tipo que baila sin perder el ritmo con todo tipo de registros: del drama más oscuro al humor más inteligente.

El curtido rostro de Dafoe es perfecto para saborear la amargura de un padre inhóspito sólo aplacable por la siempre bella Julia Roberts que, con pocos minutos en pantalla, sigue enamorando a la cámara. Carrie-Anne Moss (‘Matrix’), Emily Watson (‘Las cenizas de Ángela’) y Hayden Panettiere (‘Héroes’) completan un reparto sensacional que convierte a ‘Luciérnagas en el jardín’ en una película, sobretodo, de intérpretes. Casi un escenario.

Frase para el recuerdo: “Ninguna madre muere porque ninguna madre se olvida”.