El eterno resplandor de Jim Carrey

-Muchos hombres creen que soy un concepto. O que quizás les complemento. O que voy a darles vida. Sólo soy una mujer jodida que busca su paz de espíritu. No me asignes la tuya.

-Recuerdo muy bien ese discurso.

Cathriona White empaquetó todas sus cosas para borrar sus recuerdos y olvidar el dolor. Con esa esperanza abrió el bote de las pastillas y escribió un último mensaje en su móvil: “Cerrando Twitter. Espero haber sido luz para mis más cercanos y queridos. Os amo a todos”. Horas más tarde, la noticia recorrió el mundo como un incendio forestal, atravesando pantallas y tendencias con un titular, irónicamente, inolvidable para otros: “Cathriona White, novia de Jim Carrey, se suicida dos días después de su ruptura”.

Michel Gondry (‘Rebobine, por favor’, ‘Human Nature’) dirigió en 2004 el film ‘Eternal Sunshine of the Spotless Mind‘, que en España se estrenó bajo el título -nada sugerente y demasiado revelador- de ‘Olvidate de mí‘. Una de esas películas que cuanto más tiempo pasa, más grande es. Una maravilla narrativa, a caballo entre la ciencia-ficción, el drama, el romance y la comedia; imposible no recomendarla.

La premisa del film es muy atractiva: una empresa se dedica a borrar recuerdos de manera selectiva. Así, nadie tendría que superar un trauma o una situación personal insostenible: lo olvidaría. Una película con un texto fulminante, ganadora del Oscar a mejor guión original, que se sostiene sobre las brutales interpretaciones de Kate Winslet (‘Titanic’) y, claro, Jim Carrey (‘Una serie de catastróficas desdichas’).

Fue instantáneo. En cuanto leí el titular del suicidio de Cathriona, vino a mi mente el rostro incomprendido de Carrey en una de las mejores escenas de la cinta de Gondry. Los dos protagonistas están en una biblioteca y hablan de quererse y de olvidarse y de volverse a recordar.

-Seguía creyendo que me salvarías la vida. Incluso después de eso.

-Lo sé.

-Sería diferente… Si pudiéramos volver a empezar.

-Recuérdame. Inténtalo de verdad. Y quizás podamos.

Jim, uno de los malditos hijos de Hollywood, un actor nunca valorado en su justa medida, castigado a repetir el guión delante y detrás de la cámara, como Truman (Peter Weir, 1998). Saber que quieren olvidarte, que quieren olvidar todo de ti, a toda costa. Qué terrible carga. Pero esta vez no habrá un “quizás” para ellos. No habrá dosis de ficción. La realidad la superó. Y ahora, supongo, será Jim el que necesite un milagro para empaquetar todas las cosas de Cathriona y… olvidar.

‘Eloisa to Abelard’, del poeta inglés Alexander Pope

How happy is the blameless vestal’s lot!

The world forgetting, by the world forgot.

Eternal sunshine of the spotless mind!

Each pray’r accepted, and each wish resign’d.

¡Qué feliz es la suerte de la vestal sin tacha!

Olvidarse del mundo, por el mundo olvidada.

¡Eterno resplandor de la mente inmaculada!

Cada rezo aceptado, cada antojo vencido.

eternal

Rebobine, por favor

En esta maravillosa época de regalos y detalles varios, el amigo Papá Noel tuvo a bien dejar en nuestra chimenea (léase felpudo) ‘Rebobine, por favor’ (2008), fantástica película de Michael Gondry cuyo estreno en las grandes salas de nuestro país fue más secreto que la construcción de la Estrella de la Muerte. La cinta, protagonizada por Jack Black (‘Nacho Libre’) y Mos Def (‘Guía del Autoestopista Galáctico’), está corriendo una suerte similar al otro gran título de Gondry, ‘Olvidate de mí’ (cuyo título en inglés, ‘Eternal Sunshine of the Spotless Mind’, es mucho más justo con su grandeza), ganando fieles adeptos conforme pasa el tiempo. ¿Por qué? Porque son geniales.

La gran mitología de ‘Rebobine, por favor’ es el concepto de ‘suecar’. A saber, ‘suecar’: rehacer una película ampliamente conocida, sin un duro, con una cámara doméstica, actores amateurs y la imaginación como único presupuesto. El nudo de la película, en el que vemos las escenas suecadas de ‘Cazafantasmas’, ‘Men In Black’, ‘Paseando a Miss Daisy’ y ‘Hora Punta 2’, entre otras, es una declaración del amor más profundo de Gondry por las historias; algo parecido a lo que hizo Scorsese con ‘La invención de Hugo’, pero sobre un escenario mucho más ‘indie’.

Pero cada visionado de ‘Rebobine, por favor’ ofrece una lectura mayor, complementaria y sugerente. El periplo de Black y Def contra las grandes productoras, por ejemplo, es todo un desafío al cine entendido únicamente como negocio, como enriquecimiento de unos pocos a costa de la calidad de las historias que ellos mismos pagan. “¿Por qué suecar una película es ilegal y no lo es hacer remakes de todo? ¡Ellos lo hacen todo el tiempo!”, se pregunta uno de los protagonistas.

Como les decía, la onda explosiva de Gondry sigue creciendo. Y, mientras ‘Olvidate de mí’ entra en casi todas las quinielas de mejores películas de la primera década del 2000, ‘Rebobine, por favor’ ha conseguido trascender más allá de los límites del rodaje. Si ahora se dan una vuelta por Internet, descubrirán cientos de películas suecadas por extraordinarios anónimos que muestran, como Gondry, su desmesurada pasión por las historias.

Dicho lo cual, ¿quién se apunta a suecar una película durante 2013? ¡Eso sí que sería un gran propósito de año nuevo!