El cine por el placer de hablar

A veces, las películas que llegan a cartelera son interesantes por algo que va más allá del mero ‘espectáculo’. Este fin de semana tenemos tres ejemplos perfectos: ‘Nightcrawler’, ‘Project Almanac’ y ‘Capitán Harlock’. La primera, escrita y dirigida por el brutal Dan Gilroy, trata sobre las vergüenzas del mundo del periodismo. Un tema que, por deformación profesional, me interesa mucho. Pero es que creo que a usted –y a cualquiera– le interesará. ¿Por qué? Porque vivimos en una era en la que reina ‘el más difícil todavía’. Una era en la que los informativos se convierten en realities y los realities en despojos sociales… Da para un café, ¿no creen?

Luego tenemos ‘Project Almanac’, de Dean Israelite, un cineasta novato cuya gran referencia es que es primo de Jonathan Liebesman (‘Las tortugas ninja’) y eso, claro, no es muy halagador. El asunto aquí es que la película trata sobre viajes en el tiempo y, al parecer, está plagada de referencias a otras cintas del género. Qué quieren que les diga, puede ser la peor película de viajes en el tiempo de la historia, pero la vería igual. ¿Saben la de horas de charla que nos proporciona una película sobre idas al pasado y venidas del futuro? Siempre son fascinantes.

Y la tercera, ‘Capitán Harlock’. Cinta japonesa de animación que invita a recuperar las meriendas de la infancia con uno de los personajes más carismáticos del anime. Ópera espacial de última generación para reinventar las batallas de la Arcadia.

Por otro lado, llega una cinta que, pese a que cuente con todas las marquesinas de las ciudades libres del mundo, no me dice nada: ‘Annie’. No soy muy fan de la versión clásica, pero es que ese póster sobrecargado de emociones forzosas… Como que no. ¿Qué es lo importante de todo esta sucesión de párrafos y títulos de películas? Que encuentran sus personales e intrasferibles razones para ir al cine. Y que vayan. Que nadie les diga lo contrario.

Nightcrawler