Si una imagen vale más que mil palabras, imaginen 24 por segundo. El poder conciliador y comunicador del cine es tremendo. Es tan fácil explicar qué es el sacrificio o el ‘amor’ con mayúsculas después de ver ‘La vida es Bella’. O la empatía con Mr. Eastwood en ‘Gran Torino’. Incluso ‘Up in the Air’ consigue analizar términos que parecen tan inexplicables para nuestra clase política, como ‘crisis’ y ‘paro’.
El género del documental, sin embargo, no cuenta con tantos adeptos. Quizás por su cariz menos comercial. Pero su efecto social es absolutamente indudable. Con el impagable añadido de que habla de la realidad. Personas y no personajes. Vidas y no guiones.
Siempre me dio mucha rabia la ceguera ante la pobreza y la miseria más cercana. No quiero decir que la de otros países o continentes no sea más grave, pero a nuestro alrededor hay miles de almas en pena que necesitan un hombro sobre el que llorar. Y nosotros podríamos ser ese hombro.
Aún no he tenido oportunidad de verlo –lo haré -, pero la Escuela de Comunicación de Granada (ESCO) y la Junta de Andalucía han rodado un documental titulado ‘No estamos solos’. Un mediometraje de 40 minutos que quiere provocar el efecto llamada entre los jóvenes para animarles a trabajar por los demás como voluntarios. Lucía Carrión dirige un trabajo que mostrará el crisol tan enorme de oportunidades y sus consecuencias.
“No sólo hemos reflejado el día a día y la magnífica labor que realizan los voluntarios de estas asociaciones, sino que también les hemos hecho protagonistas de la historia, de modo que sean estos propios voluntarios quienes incentiven a otros jóvenes a hacer lo mismo por medio de explicarles qué sentimientos, experiencias y beneficios obtienen de ser voluntarios”.
‘No estamos solos’. ¿Te apuntas?