Goya 2012, la posibilidad

Ya conocemos las nominaciones a los premios Goya 2012. Y me encantan. Me encanta saber que ‘La piel que habito‘ tenga 16 candidaturas. Y, por supuesto, sobre todas las cosas, me encanta imaginar la posibilidad de que la última de Almodóvar se convierta en el ‘Gangs of New York’ español. ¿Recuerdan el inolvidable disgusto de Martin Scorsese en los Oscar de 2002, parapetado en su butaca como un niño chico al que no dejan jugar, al no recibir ni un solo premio? A ver si aquí tenemos la misma suerte, salvando las distancias evidentes entre la película y el ensayo sobre la perturbación.

Quitando el morbo de Almodóvar, tengo dos conclusiones. Primero, un castigo a la par que recordatorio: hay que ver ‘La voz dormida’. La dejé escapar y ya me arrepentí en su momento (espero que no sea un chasco parecido al de ‘Pa Negre’, que todavía me cabreo cuando pienso en que esa es, a juicio de la Academia, la mejor película del año pasado). Segundo, una alegría: ‘Blackthorn‘ y sus 11 nominaciones. De hecho, me haría profundamente feliz ver el western de Mateo Gil como la gran sorpresa de la noche. Sería reconfortante. En cualquier caso, creo que es la película que menos se esperaba en las quinielas de las favoritas y ahí está. Fantástico. Conste que también me alegro por ‘No habrá paz para los malvados’, pero es que la secuela de ‘Dos hombres y un destino’ me chifla.

Por otro lado, no tengo duda de que José Coronado cambiará las bondades del yogurt por el Goya a mejor actor. En el sector femenino, la lucha queda, objetivamente hablando, entre Anaya y la guapa, simpática, agradable, majísima e inteligente Inma Cuesta. En actor de reparto me debato entre Lluis Homar (‘Eva‘) y Raúl Arévalo (‘Primos‘), ambos geniales; en revelación, apuesto por José ‘el tío de la vara’ Mota, que consagra con ‘La Chispa de la Vida’ su ascenso a la primera línea. El éxito de ‘Eva’ es el éxito de Kike Maíllo y, por tanto, merece el Goya a dirección novel.

¿Qué opinan? ¿Soportaremos otra vez el, a mi juicio, injusto éxito de Almodóvar? ¿Habrá hazaña para la aventura de Mateo Gil? ¿Echan de menos alguna candidatura -yo sí-?

España por España

Para los que estamos enganchados a Internet, ver ciertas noticias en ciertas páginas es un hecho muy relevante. Muy mucho. Entre las numerosas webs dedicadas al cine en EEUU, una de las más seguidas es comingsoon.net. Pues, el portal de marras, últimamente me da unas alegrías con eñe que me emocionan. La primera llegó hace un par de semanas, cuando empezaron a promocionar ‘Blackthorn’, el western de Mateo Gil que llegará a Hollywood por la puerta grande, por el carril normal de las grandes producciones yankis. No le quita mérito el hecho de estar rodada en inglés. Es una película (peliculón) español y se hizo con esas miras: ambición, calidad y proyección. Estos son los frutos.

La otra noticia la leí ayer mismo: “Millenium distribuirá ‘Intruders’, de Juan Carlos Fresnadillo, en Estados Unidos”. Y, claro, anunciar eso implica hacer un repaso de la carrera del director español, de sus películas, de su prometedora trayectoria en Hollywood. O sea. Hacer una publicidad de cojones. Si a esto le sumamos las últimas cifras de la taquilla española, tenemos la fiesta montada: ‘Intruders’ y ‘No habrá paz para los malvados’, líderes absolutos.

Vuelvan a pensarlo: ambas cintas compiten con la controvertida ‘El árbol de la vida’ de Brad Pitt, el sexo infeliz de ‘Con derecho a roce’ de Timberlake y Kunis, la triste comedia ‘Larry Crowne’ de Tom Hanks, la hilarante ‘Cómo acabar con tu jefe’ heredera directa de ‘Resacón en las Vegas’, las rarezas de Mr. Bean en ‘Johnny English’, al mismísimo Steve Carell en ‘Crazy, Stupid, Love’ y la cosa esa extraña de ‘Los Mosqueteros 3D’. ¿Lo ven? No solo pueden decir que el cine español (ese que no es tan inteligente que desgarra la piel) está ganando a Hollywood en taquilla, también en calidad.

(Sí. El Capitán Trueno ha sido eliminado de esta reflexión filosófico-cinematográfica para no estropear la estadística. Obviemos)

Ya puestos, añadimos lo de Bardem como enemigo de James Bond y Eduardo Noriega enfrentado a Arnold Schwarzenegger en ‘The Last Stand’, ¿qué más quieren para celebrar su hispanidad?

No habrá paz para los malvados

No hace falta una buena razón para ser un hijo de puta. Puede que baste con unas copas de más. Con la mezcla suficiente del olor a fritanga, cubatas cargados y prostíbulos de mala muerte. Tal vez -y sólo tal vez-, el bang de una pistola tras una carcajada canalla y visceral sea consecuencia de una mala decisión. Y no de una conjura poética entre buenos y malos. Como en el viejo Oeste, la línea que separa ambos bandos se borró hace tiempo por huellas que van y vienen sobre arena, pólvora y sangre. Todos, sin excepción, encontrarán el mismo destino al final del horizonte. Pero sólo unos pocos, los elegidos, lo harán en paz.

Enrique Urbizu (‘La Caja 507’) dirige ‘No habrá paz para los malvados’, un peliculón de cine negro con destellos del mejor Western que impregna el paladar con una sabrosa sensación a clásico. El guion, repleto de matices, hilvana, con pulso constante pero contenido, la decadencia de Santos Trinidad (José Coronado), un vaquero que bajará a los infiernos con la escopeta cargada y dispuesta a llevarse a todos los demonios que le interrumpan en su camino.

Santos, al igual que el Malamadre de ‘Celda 211’, es un personaje hipnótico, de palabras medidas, exactas y brutales, que perfila un antihéroe carismático y memorable. Coronado, al igual que Tosar, borda al personaje con una interpretación brillante cuando habla -casi siempre para maldecir, insultar o desafiar- y cuando calla -gestos, angustias, puños, muecas-.

‘No habrá paz para los malvados’ es, al fin, la respuesta que Jack Nicholson nunca encontró a su pregunta (“¿Has bailado alguna vez con el demonio a la luz de la luna?”), un esfuerzo que hay que agradecer, que sube la nota media del cine español y que deslumbra en lo técnico y en la narrativo. Y que, al terminar, con las letras aún impresas en la pantalla, nos obliga a dudar, a formular una cuestión que repicará en nuestra cabeza sin remedio: ¿Por qué aquel día -aquel triste día- no habría un hijo de puta como Santos Trinidad?

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