Nos dio por viajar a Madrid en autobús. Un pronto de fin de semana, una excusa para cambiar de aires, ver amigos en la distancia y tomar unas cañas son la ‘ese’ bien marcada. El vehículo salió puntual, el conductor fue cuidadoso y la llegada, incluso, se adelantó a lo previsto. Fue, a todas luces, un buen viaje. Sin embargo, cómo iba uno a suponer que el gran problema del trayecto sería la película.
Sepan que uno de mis temores cada vez que viajo en bus es que me pongan Crepúsculo -cosa que sé pasa de vez en cuando-. Así que casi cualquier otra cosa que proponga la empresa me parecerá bien. O eso creía. La cinta en cuestión fue ‘One Day’, dirigida por Lone Scherfig (‘An Education’) y protagonizada por Anne Hathaway (‘El Caballero Oscuro’, ‘Princesa por sorpresa’) y Jim Sturgess (‘Camino a la libertad’). Por ahorrarnos cualquier descripción que se saliera de tiesto, me limitaré a describir la película en un lenguaje común y fácilmente comprensible: un pastelazo.
A saber. Chico y chica reniegan de su amor pero son incapaces de evitar un romance de amigos que, irremediablemente, termina en… ¡¡¡No sé en qué termina!!! En serio: no es la película que vería en mi casa, no me resultó especialmente entretenida y en más de una ocasión terminé gesticulando un vómito tras diálogos del tipo “yo te quiero pichurri porque el amor es rosa y sabe a flores silvestres”. Pero, aún así, me está matando: ¡¡No sé cómo termina!!
Verán, el autobús acostumbra a hacer una parada en mitad del trayecto para tomar un bocadillo, estirar las piernas y evacuar los bajos. La parada sucedió diez minutos antes de que la película terminara. “Luego seguimos con el tostón”, pensé. Pero cuál fue mi sorpresa cuando, al volver al bus, ¡pusieron un episodio de ‘Bones’!
¿Qué pasó con ‘One Day’? ¿Alguien me cuenta el desenlace? ¿Se quieren y forman familia? Lo confieso: ardo en deseos de ver el final de esta película con aires de ‘Agujetas de color de rosa’.