Seth MacFarlane, el Oscar maléfico

¿Qué diablos ha pasado en las cabezas pensantes de Holywood para poner de presentador al maleducado, inefable, brusco, absurdo, ácido, corrosivo, sádico, terrible, destructivo, corrupto, sith, bárbaro, destapado y absolutamente genial Seth MacFarlane? No lo sé, la verdad. Pero me encanta. El creador de ‘Padre de Familia’ -esa descripción debería ser más que suficiente para saber a qué atenernos- tomará los mandos de uno de los espectáculos más mediáticos del mundo, con un seguimiento universal y una trascendencia más allá de los cinematográfico. De hecho, teniendo en cuenta lo puritanos que son los americanos, estoy deseando ver los titulares del día después.

Porque, aceptémoslo, será una barrabasada. Este tipo es conocido por un bebé que odia a su madre, un perro vicioso, un padre gordo y borracho, un vecino con debilidad enfermiza por las mujeres y un oso de peluche que sale de farra. Como ven, el clásico ejemplo de nobleza, moralidad y ética yanqui. ¿No les parece morboso?

La colocación de MacFarlane parece un acercamiento a la polémica que ya consiguió Ricky Gervais en los Globos de Oro. ¿Lo recuerdan? Ha sido una de las galas más divertidas de los últimos tiempos. Y de las más inteligentes, sin duda. Así que, puestos a crear un espectáculo entretenido, alejado de los anodinos discursos y los chistes mecanizados, me decanto del lado de la barrabasada.

Además, el hecho de que sea MacFarlane el presentador demuestra que el star system de Hollywood tiene mejor humor del que parecía. Aunque claro, esa afirmación queda en entredicho hasta que haya pasado el evento, el próximo mes de febrero. No todo el mundo acepta que se rían de manera salvaje de uno cuando está esperando el premio a mejor director. Ya verán la que se lía. Tiempo al tiempo.

La curiosidad se va a los Oscar

La curiosidad se va a los Oscar. Digo curiosidad porque, cada día que pasa, el misterio que rodea a ‘Blancanieves’ se hace mayor. Un misterio avalado por las ovaciones de público y crítica allá donde se proyecta. Unas ovaciones que reniegan del sospechoso parentesco monocromático e inaudible con ‘The Artist’. Un parentesco que todavía me suena forzado, aprovechado y maquiavélico; pero sobre todo cateto. Un parentesco cateto por parte del cine español.

Ahora bien. Estoy dispuesto a tragarme la maldad de mis palabras. El más que evidente recochineo que gasté hace unos días para hablar de las candidatas españolas a los Oscar. Y los perversos prejuicios que gasto para según qué cine. Todo eso, directo al estómago, a regurgitar mi ignorancia supina, siempre y cuando la película lo merezca.

Pablo Berger estrena este fin de semana ‘Blancanieves’ con la mejor de las expectaciones. La Academia del Cine le ha abierto las puertas de Hollywood a sabiendas del buen recibimiento que ha tenido en varios festivales internacionales. Aún así, sigo pensando que el peor enemigo de ‘Blancanieves’ es la propia ‘Blancanieves’, por una sencilla razón: no todo el mundo va a leer la entrevista en la que el director jura que tuvo la idea antes que ‘The Artist’. Ni todo el mundo va a tener a su lado una compañera que hizo un reportaje del casting que se realizó en Sevilla, muchos meses antes de que ‘The Artist’ fuera el éxito que estaba por llegar. Así que, habrá comparaciones.

Mientras tanto, ‘Grupo 7’ es una película redonda, espectacular, apasionada y talentosa. Una obra de ingeniería cinematográfica que habla maravillas de la gente que se esconde detrás de sus cámaras. Espero que el equipo de Pablo Berger sea sensacional. Tanto, al menos, como el de ‘Grupo 7’. Ahí estará mi vara de medir.

Los Oscars 2012

En un ejercicio de supremacía humana mantuve los ojos abiertos hasta las dos y media de la madrugada. El domingo, y lo digo como dato para incrementar su visión heroica de mi persona, estuve de porteador en una mudanza, así que estaba más ‘baldao’ que Frodo cuando volvió a la Comarca. Pero oye, allí que aguanté con refrescos, pizzas y galletas de chocolate. Y ahora, fresco cual lechuga después de levantarme a la hora de la siesta, no puedo evitar preguntarlo: ¿Por qué lo hice?

Miren que los Goya de Eva Hache no me hicieron mucha chispa. Pero es que todavía no sé a quién prefiero, si a ella o a Billy Crystal. Que sí, que el hombre es una leyenda de la gala, que van nueve veces y que sabe estar sobre el escenario. Ahora, que eso no quita que fuera un muermo.

No le echo toda la culpa al presentador. Prácticamente, ninguno de los famosillos que subieron a la palestra despertó mi simpatía. Para que se hagan una idea, creo que lo que más me gustó fue el montaje emotivo titulado “Razones para ir al cine” (o algo así), que mezclaba imágenes de grandes clásicos de Hollywood.

Con lo que respecta a los premios, ninguna sorpresa ni emoción especial a destacar, ¿no creen? Hasta Jean Dujardin, tan simpático él, estuvo sosillo. Por suerte, incluso teniendo en cuenta el total aburrimiento de la gala, hay un pequeño detalle que justifica la noche de tunante: se cierra el círculo de ‘The Artist’ que, muy pocos, iniciamos en una sala de cine. Y había que estar presente en esa ovación que es, si nos permiten, un poco de todos. De todos los que escuchamos su silencio.

El Spielberg que viene

Su sola presencia es dinero. Su firma es éxito. Su talento, indiscutible. Y, aún así, es capaz de sorprendernos con títulos como ‘Indiana Jones y El Reino de la Calavera de Cristal’. Esa fue la última -triste, desalentadora, lamentable- película que dirigió el bueno de Steven. Desde entonces, su vuelta a la gran pantalla se espera como un ‘remake’ de sí mismo. Una prueba fehaciente del artista que concibió ‘E.T.’, ‘La lista de Schindler’ o ‘Hook’.

Spielberg llega al último trimestre del año con los deberes hechos. Con la seguridad del estudiante que se sabe el examen al dedillo, del que quiere la matrícula de honor. Dirige dos proyectos francamente atractivos: ‘Tintín y el secreto del Unicornio’ y ‘Caballo de Guerra’, ambas con un indiscutible aroma a Oscar.

Sus trailers, preciosos, nos invitan a mirar más allá. Las aventuras de Tintin parece la película de Indiana Jones que nunca vimos. De hecho, son más que evidentes los guiños al arqueólogo con escenas de acción que beben directamente del Arca Perdida, el Templo Maldito y La Última Cruzada.

El de ‘Caballo de Guerra’, inmenso, juega con una fotografía bélica y una épica narrativa que sigue los pasos de le memorable ‘Salvar al Soldado Ryan’. Además, John Williams compone la banda sonora, formando el equipo que tantas alegrías nos han dado en el pasado.

Tranquilos, no nos queda tanto: ‘Tintín’, 28 de octubre; ‘Caballo de Guerra’, 30 de diciembre. ¿Qué haría yo si fuera usted? Disfrutar de los trailers del Spielberg que viene y soñar con la posibilidad de que, tal vez, esta vez sí que sí.
 

Black Bread… What If?

Ya les he hablado de mi afición a los temas de conversación tipo ‘What If…?’ Mis favoritos son: ¿Qué pasaría si viajaras en el tiempo, al pasado, cambiaría tu vida por completo? ¿Qué pasaría si te cayera un meteorito encima, ganarías un Premio Darwin o desarrollarías superpoderes? ¿Qué pasaría si la vida fuera como un videojuego -‘Futurama’, qué Biblia-? Y así podríamos estar hasta mañana. Pues resulta que uno de los mejores blogs de cine (cuyo nombre no da lugar a equívocos, www.blogdecine.com), además de escribir críticas preciosas, ha lanzado una pregunta que me ha conquistado: “Si pudieras eliminar de tu memoria una película para verla como si fuera la primera vez, ¿cuál sería?”

Al principio tendí a malinterpretar la cuestión. Y me imaginé el mundo sin haber visto la cochambrosa y desagradable película que la Academia Española (me niego a utilizar la primera persona del plural con esta cinta) ha elegido para que opte al Oscar: ‘Black Bread’ (título en inglés de la película ‘Pan Negro’ que nosotros, muy catetos todos, insistimos en llamar ‘Pa Negre’). Fue una sensación gloriosa lo de eliminar de mi memoria otra españolada más que cuenta las peripecias de un niño que descubre su homosexualidad, un señor que arranca penes y una niña que acepta que su profesor abuse sexualmente de ella. Pero no, eso no es lo que planteaban los buenos de blogdecine.

Entonces, retomé la idea original. “¿Qué tal ‘Héroes’?”, pensé. Una de esas pequeñas grandes historias que rescatan un mundo de sensaciones, de aventuras, y que unifica las infancias de todo tipo de públicos. “¿Y ‘También la lluvia’?” Así recrearía el enorme trabajo técnico y artístico de una de las cintas que más me han reconciliado con el ser humano de los últimos años. “¿Tal vez ‘No habrá paz para los malvados’? ¿Las risas de ‘Primos’ o ‘No controles’?”

Al final, como suele pasar con estos temas, no llegué a una conclusión clara. Con respecto a la película que eliminaría, porque con el tema de los Oscar españoles lo tengo clarísimo. Hay que ver el punto positivo del asunto: Almodóvar se queda en casa.