Ray Harryhausen D.E.P.

Estando en Primero de BUP, lo que hoy sería tercero de ESO, el profesor Guillermo nos retó a grabar y montar un vídeo para su clase de Música. Repartió las temáticas a suerte: a unos les tocó hacer una biografía de Simon & Garfunkel, a otros sobre los Beatles, Mozart, Beethoven, el Rock… Y, a nosotros, cómo no, sobre bandas sonoras originales: el cine. La única norma era que durante tres cuartos del rodaje se escuchara de fondo la música en cuestión. Es cierto que echamos más horas que Conan dando vueltas alrededor de un pozo, pero nos lo pasamos en grande.

No ahorramos en imaginación: ketchup para crear la sangre de una víctima descuartizada por un hombre lobo maquillado con barro, piscinas convertidas en grandes océanos, intrépidos combates de esgrima, escenas que imitaban a los videojuegos en primera persona… Fue divertidísimo. Pero, quizás, uno de los efectos que más nos costó desarrollar fue la animación en ‘stop-motion’. O, lo que es lo mismo, conseguir que nuestras figuras de Spiderman, Parque Jurásico y Robotech se movieran.

La idea nos pareció sencilla: colocas a Spiderman con el brazo abajo. Grabas, cortas. Alzas un poco el brazo del héroe. Grabas, cortas. Metes en el plano a un terrible Tiranosaurio. Grabas, cortas. El Tiranosaurio se acerca a Spiderman. Grabas, cortas. El puño de Spiderman choca con el Tiranosaurio. Grabas, cortas. El Tiranosaurio aparece tumbado sobre la mesa. Grabas, cortas; fin.

Quedó fatal. Bueno, a nosotros nos hizo mucha gracia. De hecho, en mi recuerdo sigue siendo una hazaña memorable. Y al profesor, Guillermo, le gustó. Hace unos días, cuando supe de la muerte de Ray Harryhausen, me di cuenta de lo mucho que le debe el cine a nombres que muy pocos recuerdan. ¿Qué hubiera sido de nuestra imaginación sin los monstruos de Harryhausen? Descanse, él y sus monstruos, en paz.