Piratas del Caribe: En Mareas Misteriosas

Que el Rey de los monos de tres cabezas y el mismísimo Poseidón bendigan a Héctor Barbossa (Geofrey Rush), el único pirata del Caribe digno que aún surca las orillas del celuloide. No sé si recuerdan cuando su primo pequeño venía a casa y, con tal de ser un buen anfitrión, le dejaba sus juguetes para que se entretuviera. Al rato, descubrías que el zagal había convertido a su robot favorito en un hazmerreír y a la Patrulla X en unos paletos sin épica. Algo así sucede con ‘Piratas del Caribe 4: en mareas misteriosas’. La esencia de Jack Sparrow (Johnny Depp), el personaje, sigue siendo apasionante. Pero la forma de jugar con él es, para qué lo vamos a negar, funesta.

La frustración, similar a la herida abierta que dejó ‘Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal’, y la idea consolidada de que si segundas partes nunca fueron buenas, las cuartas nunca lo serán, obligan a elevar el grito nada más terminar la proyección: “Por lo más sagrado, ¡dejad de romperlo todo!”

Académicamente, podemos hablar de dos teorías. Primero, la conocida como ‘Ley Robocop’, que sostiene que por mucho que nos guste ver a un policía metalizado luchar contra el crimen, hay un momento en el que se pierde el interés. Así, Robocop I, II y III son aceptables; la IV, la V, la VI, y la VII, innecesarias. En segundo lugar, Piratas del Caribe IV incumple el ‘Principio Michael Bay’, que promulga que si estás concibiendo una película de puro entretenimiento no pongas a un director eminentemente aburrido para darle un tono de sofisticación. Rob Marshall (encargado de la oscarizada y aburridísima ‘Nine’) sobra.

¿Resultado? ‘Piratas del Caribe 4: en mareas misteriosas’ es un desastre en todos sus aspectos: es aburrida y sus casi tres horas de metraje son innecesarias, con un guion sin chispa ni gracia ni nada. Johnny Depp tiene sus momentos, pero los tendría en cualquier producción mediocre. Penelope Cruz no tiene química y su doblaje es esperpéntico. Ian McShane, que interpreta al pirata Barbanegra, está desaprovechadísimo. Incluso la música es un fiasco, y no porque sea mala, sino porque no tiene ni un ápice de originalidad con respecto a sus antecesoras.

Si son como yo y les gusta una película de aventuras más que a un tonto un lápiz, no harán caso de ninguna crítica e irán a verla sin preámbulos. Y, si son como yo, saldrán enfadados con todo el mundo. Con todos menos con Hector Barbossa, el único pirata que aún navega con dignidad.

Nine

Nine. Nine. Nine. Nine… Si lo pronuncian muchas veces se darán cuenta de que el sonido es similar a la interjección alemana ‘Nein!’ Y eso es exactamente la última película de Rob Marshal: No. No y nueve veces no por: inaguantable, insufrible, aburrida, hortera, tediosa, excesiva, infumable, absurda e incomprensible. ‘Nein’ -es aposta, a partir de ahora nos referiremos a ella en germánico- cuenta el periplo de Guido (Daniel Day-Lewis), un director de cine italiano que busca su inspiración en las mujeres que le rodean. A juzgar por el resultado de la cinta, Marshal, al igual que su personaje, no consiguió escribir un guión con un mínimo de interés.

No le negaremos a Rob que el montaje de la película es sobresaliente. También la puesta en escena, el vestuario y las localizaciones. Incluso algunas las actrices llegan a inspirar algo de talento. Entonces, ¿cuál es el problema? Pues que las dos horas de metraje se sienten infinitas por culpa de una historia absurda y de pastiches musicales que, en conjunto, no tienen ni el más mínimo sentido.

Ver ‘Nein’ es como ver un programa tipo Fama mezclado con Operación Triunfo: Cantantes, bailarines, escenarios… Pero sin ninguna conexión entre una actuación y otra. De hecho, yo hubiera agradecido -al menos me hubiera reído- si al final de cada actuación hubiera salido algún profesor tipo Rafa Méndez ha decirle a las actrices: “Sí, has estado muy hot, tienes mucha energy, tienes que enseñar más carne…” Etcétera.

Porque ellas, manque pese, son, la mayor parte del tiempo, maniquíes de Revista televisiva. Se libran, a ratos, Marion Cotillard y Penélope Cruz, que sin duda son las grandes aportaciones de esta cinta. Nicole Kidman, Kate Hudson, Stacy Ferguson e incluso Judi Dench y Sophia Loren, pasan sin pena ni  gloria.

Al principio de ‘Nein’, un periodista le pregunta a Guido en rueda de prensa: “¿No nos va a contar de que trata su próxima película? ¿Se le han terminado sus ideas?” Y, me temo, que esa es la gran metáfora del último fiasco de Rob Marshall: mucho ruido y pocas nueces. Por si aún no les he convencido, insistiré para que no tiren su dinero: es un videoclip hortera. Un auténtico y soberano coñazo.

Johnny Depp, Rob Marshall y Granada

Johnny Depp no nació para ser estrella entre adolescentes toda la vida. O no sólo para eso. Depp (¿por qué todo el mundo pronuncia ‘dip’ y escribe ‘Deep’?) ha consagrado su trabajo como actor gracias a una sabia elección de papeles que encantan a crítica y público: Jack Sparrow, John Dillinger, Willy Wonka, Eduardo Manostijeras, James Barry… Ese carisma especial le ha valido como carta de presentación para que todos los directores de cine se peleen por tenerle en sus títulos de crédito.

Es el caso de Emir Kusturica, que rogó a Depp que fuera su protagonista en un biopic sobre Pancho Villa titulado ‘Los siete amigos de Pancho Villa y la Mujer de los Seis Dedos’. Y aceptó. Una maravillosa noticia para todos los fans españoles del actor, ya que gran parte de la película se rodará en Granada. Aunque aún no están confirmadas las localizaciones definitivas, Kusturica ha asegurado que rodará en la provincia nazarí escenas de montes. Lo que hace sospechar que se dirige a Guadix y Baza, tierra de cine por excelencia donde ya acogieron a Harrison Ford y su Indiana Jones y La Última Cruzada hace más de 20 años. Salma Hayek pondrá la parte femenina a la historia. Ambos actuarán en español; olé.

El poder de atracción ‘Depp’ también va en la dirección contraria. Rob Marshall, director de ‘Chicago’ y ‘Nine’ (una de las grandes favoritas para los Oscar), no pudo decirle que no a Johnny cuando le pidió que fuera el director de Piratas del Caribe 4. No sabemos si los bucaneros saldrán cantores, pero la presencia de Marshall es una apuesta de calidad para Disney.

Gran culpa del éxito de Johnny Depp la tiene Tim Burton, por supuesto. Ambos viven un romance especial desde el principio de los tiempos, que seguirá creciendo con el estreno en 2010 de su particular versión de ‘Alicia en el País de las Maravillas’, en la que el actor interpreta al Sombrerero Loco. Como anillo al dedo.

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