Anécdotas palomiteras (II)

No tenemos ‘corchopanes’ ni ‘papanamericanos’, pero aquí traemos la segunda entrega de las mejores anécdotas palomiteras (mandadas al correo electrónico que tenéis arriba, ¡muchas gracias a todos por participar!). Si se ríen la mitad que yo perderán tantas calorías como en una sesión de spinning. ¡Al trapo!

1.- El rapero. El amigo José Amate recuerda perfectamente el estreno de ‘8 millas’, el ‘biopic’ ficcionado de los orígenes de Eminem. Era la primera sesión y la sala estaba a rebosar de gente de todo tipo. Resulta que los subtítulos de las canciones iban a un ritmo “bastante acelerado” para seguir la marcha rapera del yanki. Pese a que la mayoría de los espectadores no tuvieron problemas en seguir los textos, entre canción y canción, se escuchó la queja más melodramática y sincera que nunca se ha escuchado en una sala de cine: “¡¡Ajooouú vieo, compaaaaeeee, que yo no me toy enteraaandoooo!!” Se pueden hacer una idea de la carcajada general tan sonora que siguió al comentario.

2.- Pónganse en situación: padre, madre y tropel de hijos, del zagal al adolescente revenío. Todos gitanos. La película: ‘El último samurái’. A mitad de la proyección, cuando Tom Cruise todavía confunde la katana con una vara de pasto, se oye en la sala a la señora de la familia en cuestión, que desde las escaleras de un lateral le dice a su marido: “¿Palomitas o patatas?” El esposo le responde, pero ella no lo escucha. “¡Que no te siento! ¿Palomitas o patatas?” Una vez más, el mismo proceso. “¡Manué, que no te siento!” El resto de la sala sí que lo sentía. La señora pierde la paciencia y decide comprar lo que a ella le venga en gana, con la mala fortuna de que al dar el primer paso por las escaleras se cae estrepitosamente. Un golpe seco seguido de un “mecagoenmivía”. El marido se levanta asustado: “Amor, ¿estás bien?”. “Sí, sí, una buena hostia”, responde. La sala ríe. “Bueno, pues traeme palomitas” (enviada por ‘Ephiciency’).

3.- Después de una hora y dieciséis minutos, por fin, suena la fanfarria de Rocky VI. La vuelta al ring de Stallone tiene entusiasmado a dos colegas, fieles seguidores de la saga. Como recordarán, el combate final es contra un afroamericano enorme de dos por dos. Uno de los amigos se gira a su izquierda y le dice a su compañero: “Ahora verás, típica escena del negro haciendo de negro con música de rap de fondo, como dicendo “soy más chulo que nadie””. El otro, perplejo, traga como si se tratara de una película de suspense. Respira hondo y dice, con todo el sentimiento del mundo, “perdone usted, es una broma sin mala intención”. A la derecha del primero, un tipo de las mismas cualidades físicas que el rival de Rocky en pantalla les miraba desafiante (enviada por ‘Ericksen’).