Bajo la marquesina, un día lluvioso, esperando al autobús, puedes escuchar conversaciones ajenas como si formaras parte de ellas. Los contertulios olvidan que están rodeados de gente apilada, unos sobre los hombros de otros, para evitar que el agua cale en hueso. Con lo que se pierde la privacidad, las formas y se gana, por supuesto, realidad:
-¿Pero tú has leído el ‘Gran Gatsby’? –pregunta la chica. Es morena, bajita y viste rollo gótico, de negro, con los labios pintados de rojo y una chapa en el escote en la que se puede leer ‘Soy tan feliz que podría morir’.
-En el cole. Pero qué más da. A mí me parece que la historia es una mierda pinchá en un palo, de las de Antena 3 después de comer. ¡Está muy vista! –el chico es gordito, con el pelo revuelto y gafas anchas; una camiseta de manga corta sobre otra de manga larga, roja y azul.
-¿Una mierda? ¡Qué sabrás tú!
-No necesito leer mucho para saber qué me gusta o qué me deja de gustar.
-A ver…
-A ver, nada. Mira, si a mí la peli me aburre y me parece una chorrada de historia, ¿qué le hacemos? Lo mejor es la música, no hay más.
-Que sepas que el libro fue rompedor cuando se publicó porque hablaba de una forma y de una sociedad de la que nadie se había atrevido a hablar antes así –la chica gótica tiene armas y quiere soltar artillería–. ¡No puedes menospreciar la literatura por la película!
-Que me da igual el libro, que no lo pienso leer, que ya he visto la película, que no seas pesada…
-¡Pero es que no es lo mismo! De hecho, lo bueno que tiene la peli es que se atreve a cambiar la forma típica…
-Nada. La semana que viene vemos ‘Fast and Furious 6’, que eso no tiene novela, no hay que estudiar antes de ir a verla y nadie me echará en cara que me parezca una chorrada.
-Qué cansino eres…
-Y tú qué lista.