Seth MacFarlane, el Oscar maléfico

¿Qué diablos ha pasado en las cabezas pensantes de Holywood para poner de presentador al maleducado, inefable, brusco, absurdo, ácido, corrosivo, sádico, terrible, destructivo, corrupto, sith, bárbaro, destapado y absolutamente genial Seth MacFarlane? No lo sé, la verdad. Pero me encanta. El creador de ‘Padre de Familia’ -esa descripción debería ser más que suficiente para saber a qué atenernos- tomará los mandos de uno de los espectáculos más mediáticos del mundo, con un seguimiento universal y una trascendencia más allá de los cinematográfico. De hecho, teniendo en cuenta lo puritanos que son los americanos, estoy deseando ver los titulares del día después.

Porque, aceptémoslo, será una barrabasada. Este tipo es conocido por un bebé que odia a su madre, un perro vicioso, un padre gordo y borracho, un vecino con debilidad enfermiza por las mujeres y un oso de peluche que sale de farra. Como ven, el clásico ejemplo de nobleza, moralidad y ética yanqui. ¿No les parece morboso?

La colocación de MacFarlane parece un acercamiento a la polémica que ya consiguió Ricky Gervais en los Globos de Oro. ¿Lo recuerdan? Ha sido una de las galas más divertidas de los últimos tiempos. Y de las más inteligentes, sin duda. Así que, puestos a crear un espectáculo entretenido, alejado de los anodinos discursos y los chistes mecanizados, me decanto del lado de la barrabasada.

Además, el hecho de que sea MacFarlane el presentador demuestra que el star system de Hollywood tiene mejor humor del que parecía. Aunque claro, esa afirmación queda en entredicho hasta que haya pasado el evento, el próximo mes de febrero. No todo el mundo acepta que se rían de manera salvaje de uno cuando está esperando el premio a mejor director. Ya verán la que se lía. Tiempo al tiempo.

Ted

¿Un oso de peluche que parece salido de un anuncio de suavizante que dice palabrotas y comparte piso con Mark Whalberg, un friki treintañero amante de la cultura de los 80? Sí, eso es ‘Ted’. ¿Y esa previsible chorrada le puede gustar a alguien? Sí, a mí. No tendría ningún argumento empírico, técnico ni cinematográfico para discutir la calidad de la película de Seth Macfarlane (‘Padre de Familia’). Agacharía las orejas y aceptaría los palos. Esto es como ver una de Jackie Chan: o te encanta o te parece ridículo, sin medias tintas.

La película es una especie de dimensión alternativa en el que Peter Griffin y Bryan, protagonistas de ‘Padre de Familia’, se transforman en Whalberg y Ted. Un peculiar ‘What if’ que estira los clásicos -y bárbaros, cínicos, agresivos y paranoicos- chistes de la serie de televisión durante casi dos horas. La batuta de Macfarlane es evidente en cada instante de la cinta. Más allá de que él sea la voz original de Ted (en España lo hace Santi Millán), hay constantes referencias a su particular universo de fan absoluto: Star Wars, Aterriza como puedas, videojuegos, el coche fantástico… y un sinfín de referencias ochenteras que alcanzan su cumbre con un espectacular cameo que no destriparé por respeto a los pocos que se atrevan a verla y sepan admirar la grandeza del actor. Y del personaje.

Curiosamente, la sala en la que vi Ted estaba repleta de adolescentes. Y tengo la terrible sensación de que no pillaron la mitad de los chistes, ya que todos hacen referencia a series, películas y cultura de los 80. De hecho, Macfarlane aprovecha lo ‘peor’ de ésa década para meterse con lo peor de la actual: Justin Bieber, Taylor Lautner, Hilary Duff… (estos chistes sí los pillaron).

Ted es una película gamberra. De esas en las que sus protagonistas terminan pasados de vueltas en una fiesta repleta de alcohol, drogas y mujeres pechugonas. Ya saben. Pero, al mismo tiempo, tiene un punto melancólico y un humor tan ‘Padre de Familia’ que, si les entretiene, no deberían dejarla pasar.