Orgullo Friki

La historia de hoy sucedió cuando los Walkmans eran un invento del futuro y Tenessee, un grupo de referencia en el panorama musical. Paseaba con mi hermano mayor hacia Flash, la que por aquel entonces era ‘la’ tienda de cómics de Granada. Ninguno de los dos, acordes a nuestras tempranas edades, éramos el portento físico que somos ahora. Así que, cuando el tipo de la bicicleta se nos acercó para exigir la tarifa de “veinte duros”, la opción ‘batalla campal’ no nos ponía en el puesto de favoritos.

Recuerdo a aquel hijo de puta como si tuviera su fotografía colgada en la pared. Postró su bicicleta roja delante de nosotros, impidiéndonos el paso. Era moreno, con el pelo corto y tenía la lengua rasgada. Al principio, intentó ser simpático: “Anda, el dinero”. Pero al ver que nos empecinamos en la negativa, optó por ser agresivo. Entonces fue cuando dobló la lengua fuera de la boca y mostró aquellas desagradables llagas, mientras amenazaba con el puño levantado.

Inspirado por otros Hidalgos mata gigantes y una década de vida regada con superhéroes de cómic, opté por hacer lo que luego, años más tarde, más consciente, no sería capaz de repetir: “¡Que te vayas a la mierda!” Grité y empujé la bicicleta de aquél desgraciado imberbe que nos había estropeado la tarde. Quiso la casualidad que, justo cuando el mamón cargaba el brazo para iniciar su venganza, pasara por su espalda un adulto que le llamó por su nombre. El soplapollas, al ver que había sido descubierto por un conocido, sonrió a su colega, se despidió amablemente de nosotros, como si fuéramos sus primos, se subió a la bicicleta y huyó.

Lo injusto del mundo real no es que no existan los superhéroes. Es que sí lo hagan los villanos. El planeta está infestado por imbéciles sin escrúpulos que cuentan con medios sobrehumanos para llevar sus vilezas a la calle. Es como el anormal que le dio una paliza a la joven inmigrante del tren de Barcelona, hace poco más de un año. ¡Nadie hizo nada! Y eso no es justo.

Cada día, un nuevo tipo con llagas en la lengua cruza su bicicleta delante de un indefenso. La pregunta es, ¿por qué soñamos con convertirnos en Paris Hilton o David Bisbal y no en Spiderman? Este fue el primer recuerdo que despertó ‘Kick-Ass’ (Matthew Vaughn, ‘Stardust’), una película que versiona al cómic del mismo nombre y que se estrena oficialmente el 4 de junio (el pasado fin de semana hubo preestreno en varios cines españoles). Un recuerdo perfecto para el día del orgullo friki.

Spiderman 4: vuelta al instituto

En cierta ocasión, tuve una de esas discusiones memorables que terminan con guantazos y empujones. Tenía 7 u 8 años, y el desencadenante fue: ¿Quién es mejor Spiderman o Superman? Para mi opositor, Superman era el mejor de todos los héroes del cómic porque era capaz de hacerlo todo sin recibir un solo rasguño. Yo, sin embargo, defendía a Spiderman precisamente por eso, por ser un tipo normal, ingenioso, que pese a poder trepar por la pared, no hacía más que recibir palos por todas partes -físicos y psíquicos-. Lo grande de Spiderman es que, a los ojos del mundo, es un perdedor. Las historias de perdedores nos encantan.

Lo que no me gusta tanto es que una productora hollywoodiense decida hacer otra película del Hombre Araña (¿no sufrimos ya suficiente con la fatídica, tediosa y cochambrosa Spiderman 3?). Y, si encima, te añaden que el director de la saga (Sam Raimi) y su protagonista (Tobey Maguire) han decidido abandonar el proyecto porque no le ven el más mínimo resquicio de decencia a la película, ni te cuento.

Spiderman 4 es una realidad que se estrenará en 2012. Pero, como a Hollywood no le gusta perder, será una reinvención de la franquicia. ¿Cómo? De vuelta al instituto. Efectivamente, aquí una sinopsis (muy personal) de la trama: “Peter Parker es un chico normal de pueblo que, un día, después de abandonar el equipo de baloncesto en el que cantan canciones entre partido y partido, le pica una araña radioactiva y le da poderes sobrehumanos. Gracias a ellos conseguirá superar la terrible crueldad de ser adolescente y descubrirá que el amor de su infancia, una moza que vive al otro lado de la calle y que, de vez en cuando, se cuela en su habitación por la ventana de su casa, es en realidad una mujer vampiro que tiene cien años”.

Lo peor es que, sea como sea, Spiderman 4 será un bombazo en taquilla y hará multimillonarios a los dueños de Sony, Columbia Pictures y otros prostíbulos. Ellos siempre ganan y las historias de ganadores nunca nos gustaron.