Sigamos hablando de jóvenes. No tengo claro en qué momento de la vida se decide cuál será tu vocación. De pequeño quería ser arqueólogo para parecerme a Indiana Jones, pero más tarde me di cuenta de que eso no era lo mío -lo de la arqueología, lo otro sí-. Creo que el proceso de descubrir lo que vas a ser y cómo lo vas a conseguir es uno de los guiones más bonitos que el ser humano puede experimentar.
Mi amigo Álex, pese a que tiene mucho que buscar todavía, es una de esas personas que en los últimos años de su vida se ha descubierto. Pese a que su pasión por la fotografía estaba escrita en sus genes -se apellida ‘Cámara’-, no siempre supo que iba a ser bueno en su trabajo. Primero fue una inquietud, “creo que gusta el mundillo, ¿qué te parece”; luego una certeza, “me encanta la cámara”; y, por fin, una profesión.
La semana pasada Álex formó parte de una escuadrilla sin miedo que se plantó en el ‘Festival 36 horas de Supervivencia de Marbella’. ¿Qué es? Pues una chalaura fílmica que propone a sus participantes rodar un corto en, claro, 36 horas. Y, créanme, eso es un trabajazo espeluznante. Pues los muy bribones no sólo consiguieron un más que honroso segundo puesto, sino que han realizado un cortometraje precioso: ‘Veinticuatro’ (http://vimeo.com/16021265).
Julio García Escames y Jesús Rabasco dirigen una historia sobre cómo el tiempo no puede pasar en balde. Sobre la importancia de tomar las riendas de la vida, de emplear nuestras energías en vivir nuestra vida, en salirse de la rutina, en ser, a fin de cuentas, lo que siempre quisimos ser.