Project Almanac

Lo de viajar en el tiempo siempre es divertido, por muy mala que sea la película. Y no es ‘Project Almanac’ sea un completo despropósito, pero su más que evidente intención de ser una película ‘guay’ para consumidores de los mejores videoclips de la MTV no mola nada. Y da rabia. El mismo tipo de rabia que uno padece después de ver un truño memorable como ‘Los 4 Fantásticos’ y piensa: ¿Por qué no se limitaron a hacer una película entretenida?

El primer -y más grave- problema de ‘Project Almanac’ es su estilo. Supongo que es algo personal, pero es que las películas rodadas en falso documental (en plan ‘El proyecto de la Bruja de Blair’) tienen que funcionar muy bien para que no termine con ganas de vomitar. Del mareo, digo. Personalmente, agradecería que la aventura de esta pandilla de jóvenes americanos inadaptados hubiera sido rodada al modo clásico, o mezclando los estilos. Tanta cámara doméstica, cansa.

La aventura, por otro lado, no está mal: un joven genio encuentra una cinta de vídeo en la buhardilla de su casa en la que aparecen él y sus amigos de pequeños, celebrando su sexto cumpleaños. Tras verlo un par de veces se descubre a sí mismo, con dieciséis años, en el reflejo de un espejo. Esa chispa iniciará el proceso que llevará a la pandilla a construir una máquina del tiempo. ¿Se puede cambiar el pasado? ¿Y el efecto mariposa?

Dean Israelite es uno de esos directores emergentes que se está jugando la seriedad con la que nos tomemos su talento. Su próximo proyecto es el remake de ‘Powers Rangers’, algo que dice demasiado sobre el tipo de ‘contrato’ que ha firmado con el cine de Hollywood. Un cine, a priori, diseñado para verse en casa. ‘Project Almanac’ es una buena opción para un domingo después de comer.

PROJECT ALMANAC - 2015 FILM STILL -Left to right: Sam Lerner is Quinn Goldberg, Jonny Weston is David Raskin, Allen Evangelista is Adam Le, and Virginia Gardner is Christina Raskin - Photo Credit: Guy D'Alema  © 2015 Paramount Pictures.  All Rights Reserved.
PROJECT ALMANAC – 2015 FILM STILL -Left to right: Sam Lerner is Quinn Goldberg, Jonny Weston is David Raskin, Allen Evangelista is Adam Le, and Virginia Gardner is Christina Raskin – Photo Credit: Guy D’Alema ¬© 2015 Paramount Pictures. All Rights Reserved.

Looper

cuando crees que estás acabando, tan solo es el principio. El camino, como les decía, es una fuente inagotable de posibilidades que vive a expensas de nuestras decisiones. Puede que la apariencia física, la del círculo, sea inamovible, pero somos nosotros los que decidimos qué sucede en el como herederos de nuestras acciones. La única cuestión que queda por resolver, entonces, es saber si las consecuencias son siempre lineales: ¿el bien comporta el bien y el mal, más mal? ¿Y si un acto violento y descabellado construyera un futuro mejor? ¿Un círculo mejor?

‘Looper’ es la muestra patente de que no es necesario un desafío total de efectos especiales para conseguir una Ciencia Ficción de primerísimo orden. Rian Johnson (‘Brick’, ‘Breaking Bad’) escribe y dirige una película soberbia, elegante en sus formas y compleja en contenido. Un relato apasionante sobre los viajes en el tiempo y la vida entendida bajo el precepto oriental del karma.

Joe (Joseph Gordon-Levitt) es un Looper, un asesino contratado por las mafias del futuro para eliminar a sus víctimas en el presente, eliminando cualquier pista temporal. Todo cambia el día en que Joe debe asesinarse a sí mismo, a otro Joe con 30 años más (Bruce Willis). La potente premisa no solo crece a lo largo del guion, sino que entran otros factores inesperados que convierten al film, por derecho, en una de las grandes del año. En una referencia atemporal.

Los carismáticos Gordon-Levitt y Willis hacen justicia a sus personajes con un trabajo icónico que seguro será imitado de ahora en adelante. Johnson sigue la estela de Christopher Nolan y, al terminar la película, sólo los que quieran profundizar verán guiños que, a priori, pasan desapercibidos, liberados a la atención e imaginación del espectador. El camino es una fuente inagotable de posibilidades que enriquecen la experiencia. Una lección que Johnson aprendió al descubrir que el secreto de crear un círculo es que

En China no hay Deloreans

No se extrañen si nos sorprenden a Pepe y a mí hablando de lo genial que sería viajar en el tiempo. Es fascinante hacer cábalas sobre lo que sucedería al llegar a los 140 kilómetros en un Delorean -o cualquier otro método instaurado: máquinas, rayos cósmicos, agujeros negros, marmotas- y desembarcar en la última cena o armados con una espada en la Edad Media o volando en un futuro en el que hay un presidente negro -oh, wait-. El caso es que llegado cierto punto de la conversación, la cosa se torna trascendental. Y siempre, uno de los dos, termina así: “Si yo pudiera viajar al pasado, me buscaría y cambiaría ciertas cosas para no cometer aquellos errores, para ser mejor, para que tales asuntos hubieran sido éxitos”.

Pues resulta que a China, lo de viajar en el tiempo, le parece una perversión. O al menos a su gobierno. Los amigos del todo a cien han optado por prohibir la proyección y la realización de nuevas películas que traten el tema. Según parece, opinan que dichas historias dan una visión sesgada de la historia y que suelen manipular ciertos elementos que merecen un respeto supremo: personajes, lugares, acontecimientos.

Así que ya se pueden llamar John Locke o Marty McFly, que en China no hay Deloreans. Bien es cierto que si hacemos caso a la máxima periodística “no te creas nada”, podríamos pensar que esta es una elaborada estrategia de márketing de los productores de ‘Código Fuente’, cinta que se estrenó este fin de semana y que reflexiona sobre la idea de cambiar el pasado.

No sé si ustedes son dados a este tipo de charlas o meditaciones frikis. Yo las recomiendo. Son muy divertidas. Y me van a permitir que les deje mi última conclusión, para que piensen un rato: la ciencia ficción insiste en que si fueran posibles los viajes en el tiempo, lo sabríamos porque ya habríamos visto al ‘yo futuro’, creando un ciclo que destruiría el continuo espacio tiempo. Pero, ¿y si realmente aprendimos a viajar sin contaminarnos? ¿Y si, en vez de pensar en lo que haría si pudiera viajar al pasado para evitar ciertos errores, piensa que ya lo hizo, que esta es su mejor versión de la historia? A mí me parece una idea esperanzadora. Optimista.