Ruby Sparks

Escribir es un proceso mágico: letras alteradas por otras letras, espacios que rellenan tiempos imposibles y signos que engrandecen y organizan un infinito mar de posibilidades. Como si se tratara de una melodía aún no compuesta o un discurso que se improvisa frente a un ejército necesitado de arenga, el traqueteo del teclado convierte un puñado de símbolos en acciones, lugares, sensaciones y personas. Sobre todo personas. Personas que viven a través de las páginas y que terminan, por derecho propio, conviviendo con la realidad. Haciendo las cosas que nos hacen normales y las que nos hacen extraordinarios. Y también enamorándose. ¿Quién está liberado de profesar amor por la criatura fantástica, por el héroe de viñetas, por los títulos de crédito? Y si nosotros amamos esos personajes, ¿quién evita que ellos se enamoren de nosotros, lectores y autores?

‘Ruby Sparks’ es el fantástico romance de Calvin Weir-Fields (Paul Dano), joven escritor cuya primera novela fue un éxito de masas, y la mismísima Ruby Sparks (Zoe Kazan), personaje creado por el propio escritor que, sin saber muy bien cómo, se hace tan real como su perro Scotty. Extraña relación de incomprensibles fronteras que guarda un complicado epílogo, ¿se lo imaginan?

Jonathan Dayton y Valerie Faris recuperan la estela de su anterior obra, ‘Pequeña Miss Sunshine’, para regalarnos una película pequeña en sus formas y enorme en su significado. El guion también corre a cargo de Zoe Kazan, que se está labrando un futuro artístico muy prometedor, siempre y cuando no sale a cenar con su actual novio, Paul Dano, protagonista de la cinta de marras y que dio el salto a la fama gracias a ‘Pequeña Miss Sunshine’… Era imposible obtener un mal resultado de algo tan familiar.

No hay fraude en el film de Dayton y Faris. Es exactamente lo que esperan, un relato íntimo repleto de detalles que le harán sentir parte de la tragicomedia. ‘Ruby Sparks’ es una encantadora cinta que entroncará rápidamente con aquellos que encontraron su vocación en las letras, en los versos y en la prosa; en aquellos que desean ver su nombre al lado de la embaucadora mentira del ser escritor.