Puesto que la ignorancia sigue siendo muy atrevida, y por aquí somos muy valientes, es el momento de aceptar nuestro más supino desconocimiento y admitir que vivimos cegados por unas fronteras invisibles, pero bien pagadas, que nos empujan a mirar desde un ángulo superior a toda muestra de arte que venga de según qué rincones exóticos del planeta.
Una cinta iraní no llega a nuestras salas si no es porque el acusativo dedo del amigo Oscar señala en su dirección. De hecho, estoy convencido de que si alguien dice en su foro diario “he visto una película paquistaní”, la reacción normal sería: “¿y eso, te has vuelto un intelectual o qué?” ‘Intelectual’. ¿No les parece curioso que a un cine al que miramos con ojos despreciativos e, incluso, compasivos, le demos el título de inteligente? Precisamente, ¿no dice eso muy poco de nuestro intelecto? Gracias a Dios, Alá, Budha, Maradona o a quien corresponda, existen iniciativas que quieren bajarnos de nuestra nube de superioridad para ponernos los pies en la taquilla del cine.
El Festival Cines del Sur, en Granada, llega a su cuarta edición como un río poco caudaloso conquista el mar: cuidadoso, detallista y humilde. Pero con oleajes de grandeza. Este año dedican el evento a Jafar Panahi, cineasta iraní premiado en todo el globo que ahora sufre un encarcelamiento por haber hablado más de la cuenta.
¿No les parece precioso que ahora, al otro lado del mundo, la Alhambra se erija altavoz de los derechos humanos y lance al vuelo, como una paloma de la paz, un mensaje de empatía, unificador? Los bardos siempre fueron silenciados cuando sus canciones escocían en vez de glorificar.
Del 12 al 18 de junio, atrevámonos a ser intelectuales. Ya sobran ignorantes.