Cuando el comodoro detuvo a Jack Sparrow por primera vez subrayó la situación diciendo: “Sois el peor pirata del que he oído hablar”. A lo que el siempre elocuente y polémico pirata responde: “¡Ajá! Pero habéis oído hablar de mí”. Mientras que anoche veía en la tele el maravilloso ‘Show de Truman’, pensaba en el tremendo poder visionario de la cinta de Peter Weir (‘Master and Comander’). La película se rodó en 1998. Hace doce años. Entonces, el mundo del reality aún era un terreno por explotar y la idea de seguir una vida en directo, de convertir la rutina de una persona en noticia, era, cuanto menos, absurda.
Doce años después, involucionamos. El viernes por la noche, sin ir más lejos, fue imposible no enterarse de algún detalle más de la reina democrática de España: Belén Esteban. Y no, no vi ningún programa del corazón, pero sus cuernos salpicaron periódicos, radios, webs, foros y, por supuesto, facebook, twitters y demás redes sociales.
Jim Carrey era un ignorante. Un tipo que sufría el cotilleo ajeno sin conocimiento de causa. La tesis de Weir en el film es que si una persona vive acechada por las cámaras día y noche terminará huyendo. Así, el bueno de Truman se las ingenia para romper todas las fronteras después del extraordinario diálogo con un Ed Harris con aires divinos.
En el caso de España lo hacemos todo al revés. Buscamos la fama más inmediata, más remunerada y más mediática posible. Luchamos por vender nuestras intimidades carentes de talento para obtener, durante unos segundos, un ‘éxito’ efímero. ‘Éxito’: ser nombrados en televisión por lo que dicen que hacemos. ¿Quién querría ser poeta, inventor, bombero o astronauta?
Jack Sparrow, por cierto, consigue salir preso y robar la nave más rápida del Caribe. Fanfarronada que le vale el comentario del segundo del Comodoro: “Es, sin duda, el mejor pirata que he visto jamás”.
Feliz día de España.