Ahora que la campaña electoral está oficialmente inaugurada, quiero darles unas pinceladas de cómo sería mi candidato ideal. Mi político a seguir. Me gustaría alguien que valorase el carisma y la capacidad de comunicación como un bien que va más allá, que entendiera que las palabras impulsan al pueblo, le hacen creer. Alguien que fuera capaz de confesarse tartamudo y no temiera buscar ayuda en expertos, para hacer de sus ideas un ‘Discurso del Rey’.
Necesito a alguien que sea como aquel ‘Ciudadano Kane’, ¿lo recuerda?:
-Ernstein: Walter Tatcher, el tonto más grande que he conocido en todos los días de mi vida.
-Periodista: Pues hizo mucho dinero.
-Bernstein: No es tan difícil como la gente cree hacer dinero, si lo que se desea es únicamente hacer dinero. Sepa que el señor Kane no era sólo dinero lo que quería.
Buscamos a un tipo que sepa ver la poesía en lo que le rodea y que sienta las pulsaciones del pueblo. Alguien que te ponga los pies en la tierra y te obligue a repetir, invicto: “Ya no importa cuán recto haya seguido el camino, ni cuántos castigos lleve a la espalda, soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”. O que incluso tenga la osadía de rebelarse contra los cánones establecidos con alguna frase imborrable, de princesas prometidas: “Me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate para morir”.
Alguien que comprenda que su trabajo no es llevar la contraria al partido de la oposición, que son elegidos para luchar por nuestros intereses. Que sea capaz de entonar el ‘mea culpa’, de llorar si es necesario, de lamentar los errores y aprender de ellos: “He examinado mi conciencia y mi trayectoria, y no puedo afirmar que siempre haya sido justa y sensata, pero he intentado buscar la verdad con diligencia e informar de ella, aunque como en este caso, me avisaron de antemano que sería el blanco de los ataques del Senador McCarthy. Esperamos tratar asuntos de mayor interés para el país la próxima semana. Buenas noches, y buena suerte”.