Podrían haber arrancado todas y cada una de mis muelas con un sacacorchos desparasitado en el estercolero de Villa Porcina. Podrían haber amputado los dedos de mi mano derecha con una segueta afilada en el orto de un gorila congoleño. O, qué se yo, negarme de por vida el helado de natachoc de Los Italianos. Había tantas opciones para destrozarme, para tocarme la moral y de paso las concupiscencias esféricas, atolondradamente decoradas con motivo púbicos y arrugas afrutadas, que no consigo encontrar las palabras para definir los sentimientos encontrados que me produce la noticia que acabo de leer: ‘Indiana Jones 5 está en marcha’.
Puedo confesar y confieso que yo fui uno de aquellos chalados que pasó un año sin dormir esperando al 22 de mayo de 2008. Jueves, por cierto. Jueves de feria en Granada, para más señas. Era tal mi fervor por Indiana Jones -y lo sigue siendo, jamás consideraré ‘El Reino de la Calavera de Cristal’ dentro de la saga- que me pedí el día libre. Cada trailer, cada tarareo de su banda sonora, cada fotografía promocional, alzaba al niño que soñó con ser arqueólogo para poder emular las aventuras de Henry Jr.
Incluso, recuerdo perfectamente cuál fue mi comentario después de ver el primer trailer de la cuarta entrega: “Es un gran trailer porque no dice nada que te pueda estropear la película”. Ay, valiente idiota, no ‘spoileaba’ el filme porque el guion era tan absurdo y nimio que era imposible estropear nada. Lo normal, de haber sido una película de Indiana Jones como las anteriores, es que a estas alturas, tres años después, me supiera de memoria ‘El Reino de la Calavera de Cristal’. Pero no. No la he vuelto a ver. Ni quiero. Su solo recuerdo es un insulto (mantengo mi teoría poco probable de que George Lucas y Steven Spielberg murieron hace años y están suplantados por dos Cylon, dos Skrull o dos clones mal hechos).
Y aquí me hallo, revolviéndome en mis propias mentiras. Cometiendo el mismo e inevitable error que va grabado en mi adn: ¿Y si, por alguna extraña circunstancia, consiguen hacer una película memorable que borre el horrible recuerdo de la anterior? ¿Y si volviera Indiana Jones? La misma piedra, oigan. La misma piedra.