Venga, respondan: ¿Quién es Joseph Kony? ¿Nada? ¿No les suena? No es una pregunta rebuscada de trivial ni una campaña viral para promocionar una superproducción de Hollywood. Joseph Kony es el criminal más buscado del planeta. Un bastardo malnacido que lleva décadas raptando a niños y niñas de Uganda. A ellos los convierte en soldados y les obliga a matar a sus padres. A ellas, en esclavas sexuales. Historiadores y políticos internacionales coinciden en comparar su figura con la del mismísimo Hitler. Y, sin embargo, aquí estamos usted y yo, mirando para otro lado.
Por suerte para todos, vivimos en la era de las comunicaciones y ningún mensaje que merezca la pena leer cae en el silencio de la turba. Jason Russell lleva ocho años trabajando en Uganda, produciendo un vídeo que, en poco más de 24 horas, ha dado la vuelta al mundo. Y es un vídeo precioso. Jason explica a su hijo de ocho años quién es Joseph Kony, “el malo”, y le cuenta que hace cosas muy malas. El niño le pregunta a su padre, ¿por qué nadie lo detiene? Y él responde: “porque nadie lo conoce. Es invisible”.
De ahí nace el reto: hagamos a Joseph Kony famoso. ¿Cómo? Con Facebook y Youtube. Después de ver el vídeo, 30 minutos fantásticos, no puedo menos que dedicar este espacio a sumarme a la causa. Quiero que todos conozcamos a este maldito y repugnante malechor que ha vivido ajeno a cualquier ley. A cualquier justicia. Y ya le toca. Antes del 31 de diciembre de 2012, Kony debe estar entre rejas.
Sea como sea, el pequeño documental de Russell es un precioso reportaje que merece un visionado con todos sus sentidos. Un vídeo realizado con humildad que, a estas horas, se reproduce en todo el mundo. Como dijo Joss Whedon, “no puedes parar la señal”.