No sé si la señora Fisher escuchó la voz de un extinto maestro Jedi en sus sueños diciéndole “usa la fuerza, Carrie” y, al despertar, se puso a teclear un exhaustivo y magnífico monólogo sobre su propia vida; una obra de teatro inesperada que funciona como una purga de una historia absolutamente increíble. El caso es que Carrie Fisher, que será recordada -aunque le duela- por su papel como Princesa Leia en La Guerra de las Galaxias, se subió al escenario para dejar al público presente patidifuso. Y, además, con una placentera sonrisa en la cara.
Después de varios meses representado su obra ‘Wishful drinking’, la HBO, que sabe dónde poner la cámara (‘Juego de Tronos’, ‘Boardwalk Empire’, ‘The Wire’, What else?), le propuso a Carrie Fisher convertir su teatro en un documental titulado ‘La verdadera historia de la Princesa Leia’ que es, nada más y nada menos, que la obra grabada y montada para la televisión. Y es una maravilla.
“George Lucas me jodió la vida” es la frase más suave del ingenioso monólogo de Carrie, en el que repasa, con ironía, sarcasmo y autocrítica, la pecaminosa vida de sus padres, su tremenda adicción por el alcohol, las pastillas y la que, para ella, son las dos pruebas de su éxito en vida: haber sido elegida la enferma bipolar del año por la asociación de Enfermos Mentales de EEUU y que su cabeza sea un dispensador de caramelos Fez.
Ella es muy consciente del morbo que despierta ver a la guapa y sexy Princesa Leia convertida en una señora gorda, encorvada y anclada a vicios mundanos. Pero, oigan, más quisieran las grandes, bellas y triunfadoras figuras de Hollywood ser tan valientes como Carrie Fisher para salir al escenario a reírse de ella misma. Si tienen oportunidad, no se lo pierdan.