Es lo que más gracia me hace de la película, la sabiduría de una rima popular: “Manolete, míralo y vete” (vale, sí, la original es “Alcaudete, míralo y vete”, pero el efecto es el mismo). Y yo diría más: “Manolete, mira de reojo el póster de la cartelera e intenta ignorarlo rápidamente y no pagues ni un céntimo por una película que no debería existir y cuya presencia y estreno en España es un insulto a nuestra inteligencia y al buen hacer de otros profesionales que saben promocionar sus trabajos sin entrar en tópicos del tipo ‘la película maldita’ ni demás pamplinas y que, además, protagoniza Adrian Brody, que por mucho que se parezca al insigne torero no es español, lo que no deja de parecer una broma de mal gusto y demuestra la enorme capacidad de cutrerío empleada en una producción que no me atrae para nada por nada y por nadie, así que míralo y vete”.
Lo de ‘Manolete’ es un evidente caso de prepotencia. Da la sensación de que director, guionista y productor sabían con tanta certeza que tenían en sus manos una historia alucinante, que estoy convencido de que ya se veían con la cinta revelación de la temporada, siete Oscars, varios Globos de Oro y una invitación personal del Rey para visitar su palacio en Palma de Mallorca
Por si no ha quedado suficientemente claro: no, no me interesa ‘Manolete’. No me llama la atención y no pienso desperdiciar mi tiempo en una película que desde su más profundo origen desprendía mediocridad y, lo que es peor, llega con tantos años de retraso que hasta ha sido tema central en ‘Sálvame’ y en el programa ese horripilante en el que hablan con los muertos.
La única razón por la que podría ver ‘Manolete’ es para poder sentarme delante de la pantalla y teclear sin mirar atrás, sin dejar rehenes ni ahorrar balas. Teclear insultos, sandeces, memeces y otras parafernalias de lo molesto que me resulta que se estrene una cinta seis años después y que cuente con más relevancia mediática que tantas otras que lo merecían más pero no fueron lo suficientemente malditas.
Sinceramente, ‘Manolete’ me da igual.