La relación entre ‘consolidado gran actor’ y ‘actor de masas’ ha sido siempre muy tortuosa. El que conseguía, por ejemplo, enamorar a millones de fanáticos de todo el mundo poniéndose una máscara o alzando una espada o, simplemente, jugando a los héroes, no era bien visto por la crítica más sesuda y científica (¿tiene sentido? ¿se puede ser científico con el arte?). Y, al otro lado, el que era proclamado mayor intérprete de su tiempo por papeles emocionales y filosóficos de amplio arraigo cultural y social, pasaba desapercibido al gran público. Hay dos nombres que ejemplifican el cambio: Michael Fassbener y Benedict Cumberbatch.
Ambos gozan de alta estima en los ambientes ‘geek’. Se les quiere por sus Magnetos, Davids, Khans, Sherlocks e incluso Smaugs. Pero, al mismo tiempo, cosechan una íntima relación con la cinematografía más pura. Esta semana los dos comparten estreno, una de las películas favoritas en casi todas las categorías para los Oscar de este año: ‘12 años de esclavitud’. La cinta llega acompañada de un enorme catálogo de críticas admirables. Sí, es otra película sobre racismo y esclavitud (llevamos unas cuantas en poco más de un año: ‘Criadas y Señoras’, ‘Lincoln’, ‘Django’, ‘El Mayordomo’…), pero esta vez con la voz de uno de los directores más prometedores de Hollywood: Steve McQueen (‘Shame’).
Fassbender y Cumberbatch son dos pivotes de la trama de ‘12 años de esclavitud’ y ambas interpretaciones gozan de elogios colosales. El film, por cierto, ya lleva numerosos premios de la crítica en Estados Unidos.
Lo curioso del asunto es, quizás, el tercer nombre en discordia: Chiwetel Ejiofor. Un –casi– completo desconocido que protagoniza la película y, dicen, deslumbra. El actor ha entrado de golpe en listas y consideraciones propias de esos actores de método que tanto gustan a los estudiosos del cine. La cara de Ejiofor solo les resultará familiar a los del otro bando, precisamente; a los que disfrutaron de la pequeña resurrección de la nave ‘Firefly’ en la película ‘Serenity’ de Joss Wheedon. Bueno, también era el novio de Keira Knightley en ‘Love Actually’, pero ya saben lo que quiero decir: los frikis dominarán la tierra. Más o menos.