Me resulta divertidísimo imaginar la reunión de los publicistas, embriagados ante el nuevo proyecto del director que más dinero generó en todo el mundo en 2012 gracias a ‘Los Vengadores’. Los veo a todos sentados alrededor de una mesa, esperando al jefe creativo de turno, imaginando grandes carteles colgando de Time Square, pequeños avances en el intermedio de la Super Bowl, figuras de regalo en el Happy Meal, concentraciones de fans en la Comic-Con de San Diego, demonios, ¡una entrevista con Pablo Motos! Euforia desaforada hasta que se desvela el título: ‘Mucho ruido y pocas nueces’.
-¿La de Shakespeare?
-Sí, la de Shakespeare.
-¿La obra clásica?
-Sí.
-¿Dirigida por Joss Whedon, el de ‘Los Vengadores’?
-Sí.
-Entiendo, entiendo… Es ‘Mucho ruido y pocas nueces’… ¡con superhéroes!
-No.
-¿Alienígenas?
-No. De hecho tiene muy poco presupuesto, es una película independiente y está rodada en blanco y negro.
-¿¡Pero qué c*&*!?
Fuera de bromas, la película de Joss Whedon se estrenó ayer, por fin, en algunos cines españoles (para qué mentir, en la mayoría de ciudades nos quedamos con las ganas). Resulta curioso cómo un director que podría hacerse de oro poniendo su nombre («del creador de ‘Los Vengadores’») a cualquier cosa, decidiera rodar una cinta tan intimista. Y simpática, por cierto. Porque Whedon, ya sea en la televisión o en el cine, siempre ha hecho gala de un fantástico sentido del humor.
Esta versión moderna del texto de Shakespeare encandiló a la crítica americana el pasado mes de junio, aunque no fue suficiente como para hacer del estreno algo más que una estridencia de estrella de Hollywood. Una pena. Porque de estridencia no tiene nada.