Vuelvan a pensarlo: Walt Disney empleó veinte años para rodar ‘Mary Poppins’ porque le apasionaba sobremanera la novela de Pamela L. Travers. Porque era el cuento que leía a sus hijas por la noche y porque creía, con toda la fe posible, que sería una gran película. Veinte años. ¿Quién sería capaz de esperar hoy veinte años para hacer nada? Agotamos el tiempo de lectura en 140 caracteres, los vídeos van y vienen en muros sociales, las viñetas son guasas de ‘whatsapp’, las sonrisas en una conversación se escriben para evitar malentendidos 🙂 y una sonora carcajada xD se transforma, en un chasquido, en un cabreo monumental 🙁
Todo está diseñado para el consumidor. Antes de rodar una película, en vez de gastar esfuerzo y tinta en escribir un guión memorable, las productoras invierten en estudios de mercado que avalen la inversión y aseguren un rédito a corto plazo. ¿Que los vampiros están de moda? Los quiero guapos y adolescentes. ¿Zombies? Que no falten. ¿Las mandíbulas de Channing Tatum? Hasta en la sopa. Casi desde el minuto en el que empieza a brotar la historia, los tipos del dinero tienen dispuesta la campaña de publicidad: pósters, tráilers, programas de televisión, alfombras rojas.
Todo por la pasta.
Y no les hablo solo del cine y las historias. La sociedad entera está corrompida por el virus de la rentabilidad. De las cosas útiles. El virus del “si no me va a funcionar ya, no vale”. ¿Dónde quedó la inutilidad de las cosas? Por supuesto que hay que comer y, si se puede, vivir cómodamente. Tener un sueldo y disfrutar de los placeres mundanos. Pero, ¿desde cuándo el objetivo es tener más de lo que puedes gastar?
Quiero decir. ‘Mary Poppins’ se estrenó en 1964 y dio muchos beneficios al estudio. Cincuenta años después, aquella película sigue siendo la película que Walt Disney quería hacer, sin vergüenzas ni complejos. Seguro que pudo emplear aquellos veinte años en hacer veinte películas millonarias, muy útiles, que hoy no le importarían a nadie. Las cosas bien hechas, que no nacen por su rédito inmediato sino por la pasión sincera, perduran en el tiempo.