Miguel Ríos sale al escenario con la naturalidad del señor que baja a por el pan en pantuflas, con el pijama escondido debajo del abrigo. Es un prodigio –fruto de la experiencia– ver cómo gestiona por completo las emociones que rigen el espectáculo. Él y, por supuesto, el resto de rockeros clásicos que conquistaron la noche de ‘En Granada es posible’. Lo hacen fácil.
Ahora pienso que, quizás, el domingo saqué de la estantería el DVD de ‘Radio Encubierta’ (2009, el título original suena mucho mejor: ‘The Boat tha Rocked’) por la fantástica noche de Rock que nos regalaron ‘Las del cine’. Esa tarde, después de comer, me pareció fruto de la casualidad. El caso es que disfruté muchísimo de la película de Richard Curtis y de ese carisma británico de arrogancia y chulería que gotea en tazas de té.
¿La han visto? La comedia, al igual que ‘Love Actually’ y ‘Una cuestión de tiempo’, las otras dos películas de Curtis, es una gozada. Un guión imaginativo acompañado de un tratamiento visual magnífico (qué manera tan sencilla y tan acertada de describir el amor por la radio, la música y el Rock). ‘Radio Encubierta’ cuenta cómo, en los sesenta, una radio pirata emitía desde el Mar del Norte el mejor Rock and Roll ya que, en tierra, estaba prohibido. El reparto es un lujo: Tom Sturridge, Bill Nighy, Nick Frost, Kenneth Branagh, Rhys Ifans, January Jones, Emma Thompson… Y, por supuesto, el añorado Philip Seymour Hoffman.
Hoffman representa muy bien el espíritu del roquero, del rebelde, del inconformista. Ese tipo que no tiene tiempo de callarse lo que piensa y que revoluciona el escenario con su sola presencia. En el clímax de la película, el personaje de Hoffman, El Conde, resume, en tres palabras, su forma de entender el mundo: «Fuck the Silence!» (sí, merece la pena ver la película en versión original). Me recordó muchísimo al Miguel Ríos de la noche anterior. «¡Viva el Rock, viva la música, viva la cultura!», arengaba el granadino.
¿Y no es lo mismo? Me pregunto yo. ¿No es el mismo rock pero con otras palabras?