La sinfonía de John Williams suena como la trompeta que arenga las tropas. Una corriente invisible que nos une a todos se pone en marcha; una conexión que va más allá de lo físico, de lo rutinario, de las creencias y el fanatismo. Un hilo invisible que espolea a rebeldes e imperiales por igual y nos obliga a iluminar el vello de la nuca, a encender una pasión desbordada y desbordante que encumbra una historia, un universo, que viaja en el tiempo con la solidez de un Doctor.
Es como un resorte innato, como si en algún momento de nuestra vida hubiéramos sido víctimas de un experto hipnotizador que, en vez de hacernos cacarear con el sonido de la campana, nos hizo grano en Tatooine, copo en Hoth, hoja en Endor, barro en Dagobah. Somos esa clase de calaña que cuando se cansó de jugar con sus juguetes, los colocó en vitrinas para no olvidar jamás. Aquellos que compraron las cintas, los dvd y los blu-ray… Aquellos que seguirán haciéndolo, por más que pase el tiempo.
El tiempo. Viajamos en el tiempo. Miembros de un arcano que acepta, sin distinciones, a aprendices de sesenta años y maestros de diez. Cambian las ciudades, las calles, los teléfonos y la ropa. Pero basta una mirada para reconocerse en el otro: “Sí, tú eres de los míos”. Niños de todas las edades que se sientan delante de la pantalla y vibran con diálogos que recitan de memoria. Y, como las tribus que se sentaban alrededor del fuego a narrar el pasado, disfrutan, con admiración, de las confesiones que unos y otros vivieron: “Yo fui al estreno de ‘Una nueva esperanza’ en 1977”, “yo conocí a Harrison Ford cuando no era nadie, en un festival de San Sebastián”, “yo lloré al final de ‘El retorno del Jedi’, “yo hice ocho horas de cola para entrar a ‘La amenaza fantasma’”, “yo vi la semana pasada ‘El imperio contraataca’ por primera vez con mi hijo”, “yo he amado y odiado a Lucas”.
Y ahora, por arte de magia -¿fuerza?-, volvemos a sentir ese cosquilleo del que les hablaba. Esa corriente invisible que nos activa por dentro. Y pensamos calladamente, a pesar de Jar Jar, una nueva confesión: yo creo en el Episodio VII. Porque, ¿qué sería de nosotros si dejáramos de creer en ‘La Guerra de las Galaxias’? Feliz 4 de mayo, día de Star Wars: May The 4th Be With You.